Cien Mauricios
Ya habían pasado esos días oscuros cuando perdió la gubernatura de Nuevo León ante Natividad González Parás.
En aquellos años me invitaron a algún acto de campaña y quedé gratamente impresionado con la energía que proyectaba y las ganas de hacer gobierno de otra manera.
En ese evento, hablaba Mauricio de transporte, uno de los principales problemas de nuestro Estado y que veintitantos años después sigue (y seguirá) siendo un dolor de cabeza para cualquier gobernador y para el encargado de la movilidad (¿me estás leyendo Hernán Villarreal?).
Seguramente se resolverá cuando nos movamos en drones u otro tipo de vehículo que no utilice las super saturadas y maltrechas vialidades sobre las cuales sufren y pasan un buen de su vida los nuevoleoneses.
En fin, Mauricio tenía una idea muy clara de cómo los que vivían en Guadalupe y trabajaban en Santa Catarina le partían (y le siguen partiendo) la madre al tráfico de Monterrey todos los días.
De película o al menos de serie de Netflix ha sido la vida de Mauricio Fernández.
Material de estudio será en los años por venir todo lo que ha hecho y no podríamos ni siquiera resumir en un artículo como éste.
pero vale la pena resaltar, al menos, que cuando San Pedro Garza García estuvo MÁS amenazado por el hampa, nuestro alcalde se atrincheró en el Palacio Municipal, mandó a su familia a vivir fuera de México y enfrentó el problema con métodos poco ortodoxos, quizá, pero efectivos.
Ya quisieran muchos mandos de nuestros días tener las agallas y la visión estratégica que mostró Mauricio entonces.
Y ¿qué me dicen de las incontables obras públicas y el impulso cultural que promovió en el municipio más rico de México?
Aunque no solo se trata de dinero, recuerdo que entregó la administración al infausto Miguel Treviño de Hoyos con $1,000 millones en Tesorería.
Recuérdeme si algún otro municipio de ese tamaño tiene finanzas tan prósperas.
A gritos y sombrerazos logró terminar el museo La Milarca y movió ahí el increíble tesoro que tenía en su casa, del mismo nombre.
Es imposible calcular en pesos, dólares o cualquier otra medida de valor lo que el tío Mau donó para deleite de todos los visitantes a éste lugar.
No menos admirable es la remodelación del Palacio de los Marqueses de Torremejía en Almagro, España.
- Esas ganas de tener objetivos y esforzarse para conseguirlos.
- Ese ímpetu que parece a veces desbocado pero movido por una intuición precisa.
- Esa voluntad férrea por que se hagan las cosas rápido, pero bien.
- Esa prisa por construir, por coleccionar, por hacer cosas que trasciendan y para el bien de la comunidad.
- Ese liderazgo valiente que no se dobla ni se corrompe, todo esto parece dejárnoslo de lección Mauricio Fernández Garza.
México necesita cien Mauricios.
Necesita que los podemos encontrar entre los 130 millones de mexicanos, para sacar adelante al País y lograr un México en paz, próspero y justo.