Crisis diplomática y corrupción electoral

La actual crisis diplomática entre México y Estados Unidos detonó por la percibida inacción en Washington del gobierno mexicano en el combate al tráfico de fentanilo.
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El problema inicio en otros sexenios, pero le estalló al presidente López Obrador al subestimar la responsabilidad compartida, además de malos resultados, falta de entendimiento y contradicciones internas.

El llamado Entendimiento Bicentenario, creado a fines de 2021 en sustitución de la Iniciativa Mérida para coordinar la cooperación de seguridad entre México y Estados Unidos, resultó un fracaso.

La actual crisis se DETONÓ con una vertiginosa cadena de incidentes:

  • El tráfico de fentanilo causante de la muerte de más de cien mil estadunidenses.
  • El asesinato de dos ciudadanos estadunidenses en Matamoros.
  • La ilegal invasión de la empresa norteamericana Vulcan en Quintana Roo.
  • La campaña en contra de legisladores republicanos.
  • La defensa de AMLO en favor de Trump en un proceso judicial.
  • La disputa epistolar de Ebrard en The Wall Street Journal con el ex procurador William Barr, antiguo aliado, ahora adversario, más lo que se acumule.

El problema de inseguridad con Estados Unidos se debe en buena medida al el ineficiente sistema jurídico de México, sin soslayar los inadmisibles intentos intervencionistas estadunidenses.

A cuatro años del sexenio, es evidente la vulnerable posición del gobierno dentro y fuera del país en materia de seguridad, pues la mayoría de los mexicanos se sienten inseguros, casi 41%, según encuesta de ayer en El Economista (Consulta Mitofsky).

Para resolver un problema primero hay que reconocerlo.

Pero además de negarlo, peor aún son las constantes declaraciones contradictorias entre el Presidente y su canciller.

El primer mandatario, carente de sensibilidad, se atreve a declarar que la falta de abrazos en las familias estadunidenses provocó la crisis de fentanilo, mientras que su canciller es capaz de afirmar, con todo cinismo, que la relación con Estados Unidos está mejor que nunca.

Pues no parece que la relación sea tan buena como dice.

Ayer mismo en el Capitolio, el colega estadunidense de Ebrard, Antony Blinken, respondió a pregunta del senador Lindsey Graham que el gobierno de Estados Unidos consideraría declarar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras, bajo la ley estadunidense, lo cual podría conducir al intervencionismo armado.

México carece de rumbo en política exterior.

La diplomacia fluctúa entre la retórica presidencial de confrontación o de cordialidad, y la ambición electoral de un canciller oportunista que utiliza su cargo para promoverse en EU con la comunidad mexicana, y ante sus subordinados, los cónsules que eventualmente serían responsables de instrumentar las elecciones de 2024, lo cual podría comprometer la integridad del voto.

Se necesita un secretario de Relaciones Exteriores de tiempo completo en plena sintonía con Palacio Nacional, el cual coincida cabalmente con su jefe.

Ebrard debe renunciar ya...

...y dedicarse a su legítima aspiración de ser candidato sin usar el cargo, ni el personal, ni las instalaciones de la SRE en actos electoreros, disfrazados de reuniones oficiales.

Artículo publicado en Milenio y DETONADO aquí con autorización de su autor.

Agustín Gutiérrez Canet

Periodista y Embajador de México en retiro. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Diplomático de carrera, representó a México como embajador en Rumania (2013-2016), en Finlandia, concurrente en Estonia (2008-2013) y en Irlanda (1995-1996). Fue cónsul general en Hong Kong y en Macao (1991-1995), ministro y jefe de cancillería en España (1989-1991), consejero en Italia (1985-1986) y representante alterno ante la FAO en Roma (1986-1987). En la Secretaría de Relaciones Exteriores fue director general de Comunicación Social (1982- 1985) y subdirector general de Prensa Extranjera (1980-1982). De 2003 a 2005 fue coordinador de Información Internacional en la Presidencia de la República y director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana (1998-2002).