¿Crónica de una muerte anunciada? ¡Para nada!
A los amigos verdaderos se les cuentan con los dedos de una mano... y a veces sobran dedos.
En este desafiante y apasionante oficio -también ingrato- algunos que lo eran se pasan con meridiana facilidad al bando de los ex amigos, o peor aún, al de los enemigos.
Uno de mis entrañables amigos se llama José Luis Esquivel, decano del periodismo desde la romántica época en que se ejercía bordeando al sacrificio.
Hoy cumple 78 años y en este día tuvo la delicadeza de compartir conmigo el tiempo en que una taza de café pasa del calor con que es servido, a la tibieza de la despedida.
De la frialdad ¡nunca!, porque entre amigos de verdad, esa palabra está proscrita.
Le regalé una gorra de DETONA y se la puso.
También mi libro Irreverente y ahí mismo comenzó a leerlo.
Con motivo de su cumpleaños escribió el pulcro texto que reproduzco aquí.
Lo leí y luego le pedí permiso para compartirlo, porque puede ser edificante para muchos y reconfortante para muchos más.
Feliz cumpleaños mi querido José Luis.
"Si quieres que Dios se ría de ti, cuéntale tus planes
Y sí, Dios debió soltar una carcajada a lo humano cuando, al fallecer mi esposa, pensé que yo no regresaría más a los servicios médicos y menos al Hospital Universitario, porque la atención de mi madre y de mi hijo Juan Luis, hasta su fallecimiento, también me habían atado durante años a esas instalaciones.
Además, yo acariciaba mis proyectos a futuro, ufano de la salud imperturbable que creía gozar.
Pero un día, sin más anuncio que la pérdida de peso, me vi obligado a acudir a una revisión minuciosa, aunque no me dolía nada y no tenía señales de alguna enfermedad.
Así es que después de medio año de estudios y más estudios, los especialistas me daban de alta.
Hasta que, en la última consulta, uno de ellos me sorprendió con un diagnóstico electrizante:
Tumor maligno de páncreas, que los oncólogos calificaron de fulminante o terminal en tres meses, por lo cual me enviaron con el mejor de los expertos en estos casos.
"No lo puedo operar, porque la lesión está oprimiendo la vena porta, y hay un 99% de que se quede en el quirófano", dijo tajante.
Fue entonces cuando recomendó las sesiones de quimioterapias en el hospital, donde se confirmó que de plano, es inoperable.
Por tanto, no me quedó más que aferrarme a mi fe religiosa y no le pregunté a Dios ¿por qué?, sino ¿para qué?, y me propuse poner lo que está de mi parte en el proceso de sanación, apoyado en las cadenas de plegarias, además de recurrir al consumo de frutas y yerbas recomendadas de todas partes, e inclusive al conocimiento de la fotosíntesis en un consulturio de Aguascalientes.
Dios se rió de mí, por mi atrevimiento de creerme especial
Pero me ha sostenido sin complicaciones en mi vida diaria, y a mi hija Iris le dio la respuesta del ¿para qué?, pues no se cansa de decirme:
"Papá, estoy comprobando un milagro de cerca. No encuentro otra razón de tu resistencia y actitud ante este trance complicado".
A mí el ¿para qué? me llevó a encontrar motivos a fin de seguir viviendo, o sea, mis dos hijos y cuatro nietos.
Y a convencerme de que deseo por ellos seguir saboreando cada amanecer, pues mientras haya esperanza de vida, no me voy a rendir hasta que el Árbitro Supremo dé el silbatazo final en mi último partido en esta tierra.
Por eso estoy feliz
Cómo no, si hace meses los nubarrones de la duda parecían decirme que no llegaba a mi cumpleaños, y hoy me planto en un aniversario más que me hace dar las gracias a todos los buenos amigos que me han apoyado de muchas formas para no escribir la "crónica de una muerte anunciada", sino, mejor, cantarle a la vida.
Así es que la mejor forma de celebrar mi cumplaños es tener la conciencia de que cuando regrese a los brazos del Creador, quiero hacerlo con la convicción de que hice lo que debí hacer siempre, porque es lo que más disfruto, para gozo de mi familia que tanto amo.
Es decir, voy a seguir luchando con mucho optimismo.
Voy a poner lo que Dios quiere que ponga de mi parte, hasta que Él permita que pase lo que tenga que pasar".
PD: La alusión que hace al Árbitro Supremo no pasará desapercibida para quienes le conocen. Y para los que no, baste mencionar que José Luis fue presidente de los Tigres de la UANL, flamantes campeones del futbol mexicano. Para él, la vida sigue, tan es así, que pronto se va a Italia a tomar un curso de periodismo avanzado.
Cajón de sastre
"..."
- “La soledad que uno busca
- no se llama soledad;
- soledad es el vacío
- que a uno le hacen los demás”. -Pedro Garfias.