De animales y otras mascotas

¿Cuál es la prisa, perros?

No sé sabe quién adopta a quién. Si el animal a su dueño o viceversa.  El caso es que se llevan bien, hasta que a uno de los dos se le ocurre morirse. 

“Perrhijos” es una palabra de cuño reciente. Luego uno se encariña con las mascotas y cuando llega el fin, por la causa que sea, es una lloradera.

Me viene a la memoria la imagen de Ayax, el mayor, cruzando Morones Prieto en Santa Catarina con un perro negro y peludo en brazos: su mascota recién atropellada que se fue tras él a la prepa. 

El mismo Ayax llegó un día de la escuela con un animal que parecía más coyote que perro: Lagartija Marina.

En otra imagen, Ayax, Ulises -el menor- y yo hacemos un pozo en el patio para enterrar junto a la bugambilia a una mascota muerta. 

Ulises estaba convencido de que a la primavera siguiente brotaría un árbol peludo con flores que al tocarlas nos regalarían ladridos felices.

En la casa de Santa Catarina llegamos a tener a 10 gatos y 7 tortugas. 

Cada día aparecían gatos nuevos que alguien dejaba junto a los demás a través de la reja. 

El primero en llegar fue Pancho, un tortugo con el caparazón rojo que tenía diez años en un baldío. 

Como andaba algo urgido se la pasaba correteando a las tortugas, que fueron llegando una a una.

-Vimos esta tortuga en el parque y creímos que era de ustedes.

-Ahí déjenla –decíamos.

Hasta que nos entró cargo de conciencia, no por Pancho el jarioso, sino porque era una especie en extinción. Y llamamos a la Semarnat.

Al patio de esa casa llevé una vez una víbora pequeña. Me fui a trabajar y cuando volví el animal ya no estaba. En su lugar había una tira achicharrada. El sol de Monterrey es implacable.

Cuando vivimos en la Ciudad de México la terrible Susanita y yo, sus padres no quisieron lidiar con Nieve y mandaron a la gatita por paquetería en un autobús.

Debió ser un viaje de mucho estrés para ella. Nieve se adaptó pronto al monstruo de 23 millones de habitantes.

Un día que La Terrible Susanita viajó a Monterrey, porque no podía vivir sin el Cerro de la Silla, había un recado junto al elevador; vivíamos entonces en la Doctores.

En realidad había muchos mensajes pero uno en particular tenía una foto con un gato que se parecía a Nieve. ¡Era Nieve!

Se había caído de la azotehuela del depa. Una vecina la recogió y la llevó a un veterinario. Cuando fui por la gatita a la vecina le faltaron adjetivos para arrojármelos sin piedad.

LOS VALEVERGUISTAS, UNOS CUATES

“Gente descuidada”, “inhumanos”, “valeverguistas” y otras riquezas gramaticales por el estilo. Tenía como tres fracturas. La hospitalizaron, la enyesaron y anduvo como seis meses con el yeso, hasta que se fastidió de arrastrarse y se lo quitó con garras y dientes.

Un día desapareció. La fuimos a buscar por las calles cercanas hasta que reconocimos sus maullidos en la rama más alta de un árbol.

Era de madrugada y casi amanecía cuando conseguimos una escalera y logramos bajarla.

En nuestra historia gatuna hemos tenido a Micha, Michelino, Jagger, Quevedo, Hikuri, Coltrane, Cielo, Copelia (hija de Nieve), Mimo, Candi y muchos más.

¿CUÁL ES LA PRISA, PERROS?

Algunos perros han sido Bucanero, Itazura y el Señor T.

Entre una mudanza y otra: gatos, perros, cangrejos, una pata (Lucas), que un día echamos a una mochila, la llevamos al Parque Fundidora y la liberamos en una zona donde había muchas como ella.

Ahora nos acompañan Yaki, que en su vida anterior, en compañía de la poeta Iveth García Luna, fue Manchitas.

Bebecito, que ha tenido dos camadas: Guaper Jr. y Terri (alias La Terrorista) y Sayuri. Cabuche, el conejo que posa para las fotos y Copechi, una conejita de dos meses. 

Shul Han es una perrita que viajó de Mazatlán a Monterrey y que nos entrena para la vida en el campo.

Lagartija Marina, que vivió como 80 años-perro hasta que Ulises, con lágrimas en los ojos tuvo que despedirse de él; es merece un artículo aparte, lo mismo que nuestros animales imaginarios. Pero ese es un debraye aparte.

Margarito Cuéllar

Ganador de galardones de poesía en México, Ecuador, Francia,España y China. El más reciente fue la edición 2020 del Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez en Huelva, España. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte en el área de letras.  Maestro en Artes por la UANL. Ha publicado crónicas, entrevistas y artículos para medios locales y nacionales. Autor de una veintena de libros de poesía. Maestro universitario, promotor cultural y editor. Autor del libro de cuentos Los riesgos del placer y compilador de la obra José Alvarado (Cal y Arena/ UANL, 2018).