Desconfianza, desesperanza e insensatez
Experiencias y conversaciones con compatriotas de diversas edades, orígenes, nivel económico y género sobre la situación del país en materia de seguridad, de civismo y respeto mutuo, de oportunidades económicas, me llevan a plantear que la desconfianza y desesperanza son los sentimientos prevalecientes respecto al futuro inmediato.
El conductor de Uber que regresó al país después de trabajar años en Estados Unidos y Canadá.
Abrió un restaurante con sus ahorros, que quebró durante COVID-19 por falta de apoyo y las constantes peticiones de “mordidas” de inspectores gubernamentales.
Después trabajó su coche en Uber, pero desea venderlo e irse de nuevo al exterior, porque en México sus ahorros se han agotado y no ve perspectivas de futuro.
El vandalismo en las colonias Condesa y Roma, por supuestas protestas contra la gentrificación, en realidadmanipuladas políticamente por radicales.
- Conozco la colonia Roma muy bien.
- Ahí vivieron y trabajaron mis abuelos.
- Crecí caminando sus calles.
Fue, desde su construcción, una colonia de clases medias altas y así se mantuvo.
En ella convivían profesionales con el frutero, el peluquero y el abarrotero de la esquina.
Los llamados en contra de los “gringos” en las manifestaciones son una aberración que nada tiene que ver con la tradición de esas colonias.
Los jóvenes con empleo en México, relativamente bien remunerado, pero que no pueden comprar un apartamento por los altos costos e intereses bancarios.
Buscan un trabajo en Canadá, Europa y si no se puede, en Estados Unidos, conscientes del creciente racismo y antimexicanismo en dicho país.
Los matrimonios jóvenes con hijos que han emigrado o buscan hacerlo para tener la tranquilidad de que sus hijos, al llegar a la adolescencia, puedan salir por la noche con seguridad.
Las constantes amenazas de extorsión por teléfono, por hackeos de teléfonos, cuentas de WhatsApp, de Facebook.
Los proveedores de materiales de construcción y servicios que no quieren entregar sus productos en áreas del Estado de México porque la “maña” tiene el control del negocio.
Lo mismo sucede con los productores y vendedores de pollo, de ovejas, talleres de servicios.
Los dueños de ranchos en el norte del país y Guerrero, obligados a vender al crimen organizado.
En ese contexto de profunda desconfianza se aprueban leyes para contar con un CURP biométrico, un documento único de identidad que debería facilitar los engorrosos trámites burocráticos con un gobierno esencialmente ineficiente.
Se rechaza la medida, hay dudas, desconfianza, porque pocos creen que el gobierno mexicano pueda garantizar la privacidad de los datos personales y pueden terminar en manos del crimen organizado, como ya están la mayoría de los gobiernos municipales y algunos estatales.