Hasta los Huesos - Bones and All / EUA e Italia, 2022
Hasta los Huesos es una película extraña; a primera instancia es el viaje de autodescubrimiento de una chica, acompañado de su pareja, ambos tratando de encontrar el primer paso a su destino.
Pero la idea es el elemento bizarro: ella y el muchacho son "devoradores", son personas que comen carne humana, y a pesar de su apariencia normal, son depredadores peligrosos.
El filme, dirigido por Luca Guadagnio (director de Llámame por tu Nombre, Suspiria) y basado en la novela de Camille DeAngelis, coloca a Lee (Timothy Chalamet) y Maren (Taylor Russell) en medio de la receta de cocina del “Road Trip”, la clásica fórmula donde un viaje en carro se convierte en un microuniverso para ellos donde descubrirán el sentido de la vida.
Lograr tal vez un común acuerdo por igual con la vida y decidir qué camino van a tomar entre todas las inciertas carreteras frente a ellos.
Mientras tanto, se enfrentan por primera vez a lo que son ellos: "devoradores" adolescentes sin padres que los puedan guiar. Aventados a las carreteras y pueblos de los 80s de los Estados Unidos de Ronald Reagan y topándose con gente similares a ellos, pero por demás, más peligros y siniestros.
Maren cree que encontrar a su madre será pieza crucial para solucionar todas sus dudas, mientras que Lee piensa que mientras más se aleje de su familia, mejor para él.
Se supone que la novela maneja un tono serio frente a toda esta problemática surrealista que vive la pareja adolescente. Por igual, los personajes parecen sacados de las novelas de adolescentes inquietos y rebeldes de los libros de SE Hinton, mezclando esos entes siniestros de Stephen King que habitan en sus novelas.
Entre terror y cinta de adolescentes, más “encuentro mi destino con un road trip”, la película le saca la vuelta a lo que es: un filme de terror que va acentuándose cuando los personajes van perdiendo su pilar que los cimienta al mundo y humanidad que llevan por dentro, y que están a segundos de la demencia por su lado oscuro que quiere brotar de ellos hacia afuera.
La metáfora de su existencia que es Sully (Mark Rylance) siempre les recordará que por más que quieran distanciarse de su naturaleza antropófaga, siempre estará ahí para recordarles que lo que en realida son, lo que están haciendo es malo y los errores que cometen traen consecuencias para propios y ajenos.
Entender que sus actos conllevan una responsabilidad que los lleva a la adultez.
Rylance y su Sully son la pieza fuerte de la película dentro de una atmósfera oscura puesta en la pantalla al centavo. A veces poética, a veces se viene abajo con los diálogos demasiado diluidos para evitar no verse profundos pero lo único que hacen es hacer un poco menos creíble la relación entre Lee y Maren.
El final y la escena final no me gustaron, le quita ese aire que la vida puede ser una tragedia en medio de un ciclo que, en definitiva, no puede romperse por más que se intente. Y tratar de adaptarse a lo que se ha descubierto, en sí es otra tragedia que no se va y que se siente hasta los huesos.