La libertad de pensamiento en la era digital
La suposición era simple: nuestros pensamientos internos están más allá del alcance del Poder, por lo que su protección parecía una obviedad.
Sin embargo, la vertiginosa evolución de la tecnología y la ciencia nos obliga a reconsiderar.
Hoy, las imágenes cada vez más nítidas de cómo funcionan nuestros procesos mentales y la creciente capacidad para acceder a ellos, alterarlos o manipularlos, nos exigen una profunda reflexión sobre la necesidad práctica de salvaguardar la libertad de pensamiento en el siglo XXI.
Un Derecho Absoluto Bajo Amenaza
La libertad de pensamiento debe ser la piedra angular del marco internacional para los derechos humanos.
A diferencia de otros derechos, como la privacidad, que admiten restricciones bajo ciertas circunstancias, la libertad de pensamiento en el foro internum—el espacio íntimo de nuestra mente— es un derecho absoluto (Bublitz & Merkel, 2014).
Ha sido descrita como "el fundamento de la sociedad democrática" y "la base y origen de todos los demás derechos", estrechamente vinculada a la libertad de expresión y opinión, que proporcionan el contexto social para el pensamiento crítico.
La naturaleza absoluta de este derecho subraya su importancia fundamental.
No obstante, la falta de desarrollo legal específico dificulta precisar su alcance en un mundo en constante cambio.
Aunque existe literatura académica incipiente, como la de C. Bublitz y R. Merkel sobre Crímenes contra las mentes: sobre manipulaciones mentales, daños y un derecho humano a la autodeterminación mental (Bublitz & Merkel, 2014), o el discurso del profesor Eben Moglen en Re-Publica: Por qué la libertad de pensamiento requiere medios libres y por qué los medios libres requieren tecnología libre(Moglen, 2012), el derecho sigue siendo un "punto ciego" legal.
Protegida junto a la libertad de religión, creencia y conciencia, la ley internacional distingue el aspecto interno del derecho a pensar, y es precisamente este aspecto el que hoy se ve amenazado.
La libertad de pensamiento implica el derecho a mantener nuestros pensamientos en privado, a no ser obligados a revelarlos; a la libertad de adoctrinamiento o manipulación de nuestra mente consciente o subconsciente; y la prohibición de penalizar a una persona por sus pensamientos u opiniones.
A pesar de esta aparente fortaleza, poco se ha hecho para desarrollar marcos legislativos y regulatorios que aseguren su disfrute efectivo en el contexto moderno.
Los Estados signatarios de convenciones internacionales no solo deben abstenerse de interferir, sino también proteger a sus ciudadanos de la interferencia del sector privado, donde gran parte de la tecnología relevante se desarrolla y utiliza.
La Tecnología como Nuevo Campo de Batalla
Mientras que las leyes de privacidad y protección de datos han evolucionado en respuesta a la era de internet, la libertad de pensamiento ha permanecido rezagada.
Diversos campos tecnológicos presentan riesgos: desde la política y las elecciones hasta la medicina, la vigilancia, las campañas públicas, la seguridad y el marketing.
Los avances en neurociencia, por ejemplo, plantean complejas preguntas éticas y legales sobre la libertad de pensamiento, tanto en la medicina como en la justicia penal (Observatorio de Bioética, 2023).
Conceptos como la "libertad cognitiva" o el "derecho a la autodeterminación mental" y la "neuroética" —un campo emergente que examina las implicaciones sociales, legales y éticas de manipular la mente— están empezando a explorar estos desafíos.
Argumento que estos conceptos no requieren la invención de nuevos derechos, sino un desarrollo práctico de los contornos de la libertad de pensamiento ya existente en el siglo XXI, con una orientación más clara y un marco legal detallado para protegerla.
Algunos académicos han discutido la necesidad de nuevos "neuroderechos" para abordar estas cuestiones (De Asís, 2022), pero la base ya está en la libertad de pensamiento.
Big Data y la Revelación de Nuestro "Foro Internum"
Las amenazas tecnológicas a la libertad de pensamiento provienen de múltiples fuentes, particularmente de internet y el big data.
Nuestros pensamientos internos están constantemente expuestos en nuestras sociedades, listos para ser utilizados por gobiernos y el sector privado para manipularnos individual o colectivamente.
El uso de datos para leer y predecir nuestros rasgos de carácter, pensamientos y cambios de humor es, sin duda, una interferencia directa en nuestra libertad de pensamiento.
Podemos estar cómodos compartiendo un "me gusta" a una publicación de Salvador Dalí o a gatitos, pero quizás no tanto con la idea de que esa información se analice para revelar profundos rasgos psicológicos o el funcionamiento interno de nuestras mentes, para luego ser utilizada para influir en nuestra conducta.
Además, la interpretación de nuestra actividad en línea no se limita a nuestras elecciones conscientes.
Lo que vemos, el tiempo que pasamos en un contenido, y hasta las conversaciones cerca de nuestros dispositivos móviles, todo se extrae y analiza.
En muchos casos, aceptamos términos y condiciones que suponen nuestro consentimiento, pero es difícil considerarlo informado cuando el uso de los datos evoluciona constantemente y los acuerdos son largos, complejos y rara vez leídos.
Cada interacción enseña a la máquina a entendernos más plenamente de lo que nos entendemos a nosotros mismos.
La ley de privacidad y protección de datos se esfuerza por seguir el ritmo, pero no es suficiente.
Facebook, por ejemplo, ha anunciado el desarrollo de su tecnología de interfaz cerebro-computadora (BCI), que busca crear una conexión "perfecta y no invasiva" entre nuestros pensamientos y la red.
Aunque afirman que solo decodificarán pensamientos que deseamos expresar, es difícil garantizar que estas capacidades no serán usadas de forma indebida (Facebook Reality Labs, 2021; FPF, 2021).
Estos avances podrían traer beneficios, pero su desarrollo y uso exigen una intensa supervisión legal y ética para evitar consecuencias indeseables que socaven nuestros derechos y nuestras democracias.
Como dijo Regina Dugan, entonces de Facebook, al presentar la nueva tecnología: "No siempre tenemos el lujo del tiempo. En términos de responder a la tecnología para garantizar nuestra libertad de pensamiento para el futuro, está claro que el tiempo es esencial".
Eben Moglen (2012) lo resume elocuentemente: "En el siglo XX, las personas eran torturadas para revelar sus pensamientos y delatar a sus amigos y familiares, pero en el siglo XXI solo se construyen redes sociales y todo el mundo delata a todo el mundo".
Hacia un Futuro Protegido
Para que las redes sociales permitan a los usuarios proteger su libertad de pensamiento y privacidad, es crucial ofrecerles la opción de entrar o salir de los algoritmos que monitorean e interpretan su actividad. Necesitamos entender las capacidades actuales y futuras para extraer información de los datos que entregamos.
Esto implica proporcionar opciones reales y explicadas en términos sencillos para el ciudadano promedio, permitiéndonos identificar a qué se consiente divulgar y qué es permisible o no desde la perspectiva de la libertad de pensamiento.
El caso de la microsegmentación conductual en la campaña presidencial de EE. UU. en 2016 es particularmente preocupante (CIPIT, s.f.).
Se intentó acceder a nuestros pensamientos a nivel individual y usar esa información para manipular nuestras opiniones, estados emocionales y conducta como electores.
Independientemente de su efectividad, el solo intento de interferir con nuestros pensamientos para obtener beneficios políticos es una amenaza a los fundamentos de nuestras democracias (Practical Ethics, 2024).
Dado que el derecho a la libertad de pensamiento es absoluto, cualquier tecnología diseñada para manipular nuestra forma de pensar o sentir no debería ser permitida, sin importar su objetivo.
Esto tiene implicaciones significativas para el marketing, la publicidad y el uso gubernamental de tecnologías "nudge", como las del Equipo de Perspectivas Conductuales del Reino Unido, que buscan un bien social.
Si bien la privacidad puede limitarse para un objetivo legítimo, la libertad de pensamiento no.
Existe una necesidad urgente de que la ley se adapte a la realidad tecnológica y proporcione una guía clara sobre la línea entre la persuasión legítima y la interferencia ilegal en la libertad de pensamiento.
Las consecuencias de un desarrollo sin control en esta área serán profundas para nosotros como individuos y para nuestras sociedades democráticas.
Si bien las preocupaciones sobre las "fake news" han dominado la agenda, la pregunta más importante es cómo internet, los nuevos medios y la tecnología inteligente ya están manipulando nuestros procesos de pensamiento de formas que antes parecían imposibles.
Sin claridad en las leyes sobre la libertad de pensamiento, corremos el grave riesgo de perder la capacidad de saber qué o cómo pensar.
Referencias
Bublitz, C., & Merkel, R. (2014). Crimes Against Minds: On Mental Manipulations, Harms and a Human Right to Mental Self-Determination. Criminal Law and Philosophy, 8(1), 51-71.
Centre for Intellectual Property and Information Technology Law (CIPIT). (s.f.). What is Political Microtargeting and what are the risks involved? Recuperado de https://cipit.strathmore.edu/what-is-political-microtargeting-and-what-are-the-risks-involved/
De Asís, R. (2022). Sobre la propuesta de los neuroderechos. DyL. Anuario de la Facultad de Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid, (28), 51-70.
Facebook Reality Labs. (2021, julio 21). BCI milestone: New research from UCSF with support from Facebook shows the potential of brain-computer interfaces for restoring speech communication. Tech at Meta. Recuperado de https://tech.facebook.com/reality-labs/2021/7/bci-milestone-new-research-from-ucsf-with-support-from-facebook-shows-the-potential-of-brain-computer-interfaces-for-restoring-speech-communication/
Future of Privacy Forum (FPF). (2021, septiembre 21). Brain-Computer Interfaces: Privacy and Ethical Considerations for the Connected Mind. Recuperado de https://fpf.org/blog/brain-computer-interfaces-privacy-and-ethical-considerations-for-the-connected-mind/
Moglen, E. (2012, mayo 19). Freedom of Thought Requires Free Media and Why Free Media Require Free Technology[Transcripción de discurso]. Re-Publica, Berlín. Recuperado de https://softwarefreedom.org/events/2012/Moglen-rePublica-Berlin/transcript.html
Observatorio de Bioética. (2023, marzo 14). Neurociencia, neuroética y neuroderecho. Una relación necesaria que urge regular. Recuperado de https://www.observatoriobioetica.org/2023/03/neurociencia-neuroetica-y-neuroderecho-una-relacion-necesaria-que-urge-regular/41447
Practical Ethics. (2024, enero 26). Political Campaigning, Microtargeting, and the Right to Information. Recuperado de https://blog.practicalethics.ox.ac.uk/2024/01/political-campaigning-microtargeting-and-the-right-to-information/