Los emplayados de Nuevo León

Los cárteles del crimen organizado encobijan a los asesinados. Los desmiembran para colocar en hileras de tiendas de conveniencia.

Se cansaron los habitantes conurbados. El robo a casa habitación, la implementación de cuotas para negocios y el raterillo vulgar, el descuentero de muchachos con sus aparatos de telecomunicación de gama media y alta.

La cacería de los impolutos gérmenes de maldad, sufren de golpiza como la nunca recibida en sus casas. Luego, al perder el conocimiento, los emplayan a un poste, en medio de las calles.

A la llamada de los agentes de la ley, los reporteros dan constancia de la inmovilización. La risa también es rabia. Hartazgo de la simulación del proteger y servir. Los hampones, al no existir quien los denuncie, pasan algunas horas detenidos, luego recuperan la libertad.

Regresan a las andadas. Esa es la única forma de sustento conocida. Ya quemados en la vida social, los emplayados representan el trabajo de los comunitarios. Todo pinta a subir en las escaladas de las necesidades.

El escarnio público se redime con trabajo honesto. A resarcir la confianza de quienes en las penumbras cometen fechorías.

Los cárteles del crimen organizado encobijan a los asesinados. Los desmiembran para colocar en hileras de tiendas de conveniencia.

Podemos ahorrar en ambos lados de la prevención y la corrección. Dar la encomienda del corazón trabajador, laborioso y honesto, no la vida de maleante, como las canciones de los corridos alterados o de las letras de Santa Fe Klan.

Antes de terminar emplayados o encobijados, frustrando la hermosa juventud.

Gerson Gómez

Morelense de cepa Regiomontana. LCC con especialidad periodismo (UANL). Doctor en Artes y Humanidades (I.C.A.H.M.). Tránsfuga de la mesa de redacción en diferentes periódicos como El Diario de Monterrey, Tribuna de Monterrey, y del grupo Reforma en el matutino Metro y vespertino El Sol. Escort de rockeros, cumbiamberos, vallenatos y aprendices al mundo de la farándula. Asiste o asistía regularmente a conciertos, salas de baile, lupanares, premieres, partidos de fútbol y hasta al culto dominical. Le teme al cosmos, al SAT, a la vejez y a la escasez de bebidas etílicas. Practica con regularidad el ghosting. Autor de varios libros de crónica como Hemisferio de las Estaciones, Crónicas Perdidas, Montehell, Turista del Apocalipsis, Monterrey Pop y Prêt-à-porter: crónicas a la medida.