"No se nace mujer, se llega a serlo"

Urge luchar contra el machismo, pero el que llevan dentro muchas mujeres y con el cual educan a sus hijos.

Frases como “necesitas una mujer que te atienda”, “si ya sabes cocinar, te puedes casar”, “el tipo es una vieja chismosa”, “mi esposo es un mujeriego pero que le hago si es hombre”, “ojalá que sea niño” son parte de la retrógrada herencia cultural que hay que desterrar. 

La filósofa francesa, activista feminista y escritora Simone de Beauvoir escribió en su libro El segundo sexo: “No se nace mujer, se llega a serlo"; esta frase cobra fuerza cuando pensamos en la forma en que somos moldeados por la sociedad, que nos exige cumplir con determinados roles basados en estereotipos y nos dicen cómo ser, pensar y sentir.

Tenemos que asumir el compromiso de educar para la igualdad y ello exige erradicar ideas equivocadas, como el hecho de pensar que el trabajo doméstico es solo para mujeres, que solo nosotras tenemos el compromiso de cuidar a nuestros mayores y que el hombre es solo el proveedor, o bien el falso cliché de que somos débiles, sentimentales, dependientes, sumisas, adaptables.

En México, el 2022 cerró con un total de 947 feminicidios, en tanto que, en el 2021, se contabilizaron 980 casos. 

El 2022 se convirtió en el año más violento en Nuevo León, donde la cifra llegó a 102 feminicidios, en tanto que en el 2021 se registraron 66, según datos de la Fiscalía General del Estado. 

Sin duda hay lo que Hannah Arendt, filósofa y teórica política alemana de origen judío llamaba “Banalidad del mal” en su libro Eichmann en Jerusalén; cuando un hombre golpea, viola, asesina, secuestra, trafica o prostituye mujeres sin el menor remordimiento.

Pero también hay “banalidad del mal” en el sistema de justicia que los deja en libertad; incluso “hay banalidad del mal” en el vecino o persona que sabe de abusos y violencia y guarda silencio para no meterse en problemas.

Tenemos que seguir trabajando en la construcción de una sociedad justa, tenemos que desterrar las ideas y comportamientos que violentan la dignidad de la mujer, pues como dicen en la Suprema Corte de Justicia de la Nación: “sin igualdad no puede haber justicia ni dignidad humana” y como dijo mi amiga Susy Ortiz: “Vamos por masculinidades positivas y feminidades asertivas”.

Teresa Sepúlveda Elizondo

Licenciatura en Comunicación egresada de la UANL. Maestría en Procesos Electorales por la Escuela Superior de Procesos Electorales y postulante al Doctorado en Educación por la Universidad Humanista de las Américas. Periodista, catedrática, comentarista y observadora de los procesos electorales y la vida cotidiana.