El regreso de las dictaduras
En Europa avanza, de manera gradual y con paso firme, el clamor contra las libertades.
Lo ocurrido la semana pasada en Rumania, Inglaterra y Alemania, lo que sucede en Austria y en Francia, no es el posible alumbramiento de un nuevo orden.
Es todo lo contrario: los antiguos comunistas y fascistas derrotados por las movilizaciones heroicas en favor de la libertad, se disfrazaron de demócratas y volvieron por sus fueros.
Ahora son las democracias las que están contra las cuerdas y sus instituciones hacen maromas para no ser arrasadas por la ola anti liberal, racista, contraria a la separación de poderes y de la vigencia de los derechos humanos.
En Rumania hubo elecciones presidenciales este domingo porque fueron anuladas las del año pasado, donde el vencedor de la primera vuelta fue Calin Georgescu, con la interferencia de Moscú.
Georgescu un antisemita, admirador de Ion Antonescu (dictador de Rumania durante la II Guerra Mundial y colaborador de Adolfo Hitler), anti Unión Europea y simpatizante de Vladimir Putin.
Al ser descalificado por la interferencia rusa en su favor, apoyó como candidato a George Simion, de la misma tendencia política, y lo acompañó a votar el domingo.
En esta primera vuelta, Simion quedó en un aventajado primer lugar, con el doble de votos que sus dos rivales más cercanos.
Tuvo el 40.5 por ciento, contra 20.9 del independiente Nicusor Dan y 20.3 del liberal Crin Antonescu.
La segunda vuelta será el 28 de este mes con un pronóstico incierto, toda vez que a Simion no solo lo apoyan los seguidores del antiguo líder pronazi, sino también los que aún veneran al último dictador comunista Nicolai Ceaucescu (le rinden culto cada 30 de noviembre en el lugar de su fusilamiento).
Más notable aún: el 41 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 34 años opina que Rumania necesita una dictadura (datos de la Fundación Friederich Ebert).
En Alemania hoy toma posesión el canciller Friederich Merz, demócrata cristiano que llegó al cargo en alianza con los socialdemócratas, para evitar que la cancillería alemana cayera nuevamente, como en 1933, en manos de un partido extremista que tiene una concepción étnico-racial del pueblo contraria a la igualdad plasmada en la Constitución.
Sin embargo, ese partido extremista de derecha (AfD), es el principal de la oposición y, aliado a la ultraizquierda en el Congreso, forman un bloque que impide al gobierno reformar la Constitución.
Tras tres años de investigaciones, la Oficina para la Protección de la Constitución (el servicio de inteligencia) dio a conocer el resultado de su trabajo, en un documento de mil 100 cuartillas: AfD “pretende excluir a determinados grupos de población de la participación igualitaria de la Sociedad y someterlos a un trato desigual que no se ajusta a la población y asignarles un estatus social devaluado”.
Con ese peritaje AfD podría ser declarado ilegal, pero la democracia alemana no tiene la fuerza para tomar una medida así, ya que se trata de la segunda fuerza política del país, la primera de la oposición en el Reichstag, aliada de otros partidos extremistas con representación en el parlamento europeo, y es apadrinada en Estados Unidos por el vicepresidente Vance y por Elon Musk.
AfD, por cierto, es la principal fuerza política en el este del país, la ex República Democrática Alemana (comunista).
El jueves hubo elecciones municipales en Inglaterra, en las que el gran ganador fue el partido de extrema derecha Reforma UK, liderado por Nigel Farage, pro ruso, miembro del círculo de Steve Bannon en Estados Unidos, anti inmigrante y anti Unión Europea.
En Francia fue castigada la líder del partido extremista Agrupación Nacional, Marine Le Pen, por haber desviado fondos del Parlamento Europeo, con lo que no podría ser candidata presidencial en 2027.
Falta la ratificación de la sentencia de parte del máximo tribunal de su país, debido a que impugnó el veredicto de un tribunal colegiado de París, y desafió en las calles al poder judicial.
Los hechos son incontrovertibles: millones de euros que recibió para el desempeño de sus funciones en el Parlamento Europeo, los usó en el pago de personal de su partido en Francia.
Difícilmente la van a quitar de la carrera presidencial, por su fuerza política y la capacidad de movilización que ella y su agrupación tienen.
La justicia francesa hará maromas para darle la razón a Le Pen y revocar el fallo, con tal de no ser doblegada en las calles por un vendaval populista que posiblemente gane la presidencia en 2027 con el candidato que pongan.
Maniobras de supervivencia hicieron los tres partidos democráticos de Austria (liberales, socialdemócratas y verdes), que formaron gobierno para evitar que llegue al poder el partido mayoritario, el Partido por la Libertad (FPO).
FPO no es un partido nuevo, sino que fue fundado al terminar la II Guerra Mundial por ex jerarcas nazis y simpatizantes nacionalsocialistas.