Opinión

Mucho dato, poca acción: el Excel no toma decisiones por ti

Emiliano Calvert DETONA: Vivimos en la era del dato. Todos hablan de “data-driven decisions” como si fueran Cristiano Ronaldo diciendo que su éxito se debe a que duerme 8 horas exactas y no toma Coca-Cola.
Y sí, está muy bien tener datos.

Pero tenerlos no es lo mismo que usarlos.

Y usarlos no es lo mismo que saber qué hacer con ellos.

Y saber qué hacer con ellos no siempre significa hacer algo.

Porque entre el Excel lleno de tabulaciones y la realidad de tomar decisiones… hay un mundo.

Y normalmente ese mundo se llama: miedo, pereza o ego.

El dato no te va a salvar (si tú no quieres)

La información, por sí sola, no tiene valor.

El valor se activa cuando la usamos para tomar acción.

Es decir, no basta con saber que tus ventas van bajando… si no haces nada porque “seguro es estacional”.

Es como saber que ya te dejó de hablar tu pareja, ver el historial de WhatsApp vacío… y aún así decir: “es que seguro está ocupadx”.

Hermano, no necesitas más datos.

Necesitas aceptar la realidad y actuar.

¿Y qué hacemos con tanta información?

Hoy les propongo algo clave: si queremos que los datos se conviertan en acción, necesitamos estructuras, personas y cultura que lo hagan posible.

Y eso implica que:

  • No sirve de nada que el sistema te diga que el 40% de tus clientes se van por mal servicio… si tú sigues premiando al vendedor por volumen, no por calidad.
  • No importa que tengas dashboards carísimos con gráficos dinámicos… si el que decide todo sigue siendo el de “yo confío en mi instinto”.
  • Y claro, no tiene sentido pedirle al practicante que arme reportes semanales… si nadie los lee porque “aquí siempre lo hemos hecho así”.
Datos ≠ Decisión

¿Te ha pasado que haces una encuesta para saber si el equipo quiere seguir en home office… y cuando el 90% dice que sí, alguien en dirección dice “pero la convivencia es importante”?

Eso, mi querido lector, es tener datos… y no hacerles caso.

Esto se conoce como el “gap” entre análisis y acción.

Yo le llamo el “sí, pero no”.

Porque muchas veces los datos vienen a incomodarte.

A mostrarte que lo que pensabas no es cierto.

Y eso duele.

Porque obliga a cambiar.

Y cambiar —como sabemos desde la dieta de enero que ya olvidaste— no es fácil.

La paradoja del conocimiento

“El exceso de datos puede hacernos sentir informados, pero no necesariamente sabios.”

Boom.

Es como creer que por ver 5 Reels de finanzas ya sabes invertir en la bolsa.

O pensar que,porque Googleas tus síntomas, ya puedes corregir a tu médico.

Tener información es solo el principio.

Usarla bien… es otro boleto.

Entonces, ¿qué hacemos?

 

1

Define qué información realmente importa.

No todo dato es útil.

¿Quieres saber cuántas veces abren tu newsletter o qué hace que cancelen su suscripción?

Prioriza lo que impacta.

2

Entrena a tu equipo para leer, no solo para reportar.

Un buen reporte no es solo bonito; debe generar conversación.

De nada sirve que diga “ventas caen” si nadie pregunta “¿por qué?” o “¿y ahora qué?”.

3

Crea una cultura donde actuar sea más valioso que acumular.

Premia la ejecución informada, no solo el análisis brillante.

Porque el mundo no lo cambian los que entienden todo… sino los que hacen algo con eso.

En fin…:

Hoy tenemos más datos que nunca.

Y sin embargo, seguimos cometiendo errores básicos.

¿Por qué?

Porque no nos falta información.

Nos falta valentía.

Para decidir.

Para corregir.

Para soltar el ego y decir: “los datos tienen razón… yo estaba equivocado”.

Y eso, queridos lectores millennials, no lo arregla ni el CRM más caro.