Migrantes, víctimas de un gobierno criminal

El incendio que acabó con la vida de 39 migrantes en Ciudad Juárez, Chihuahua, tiene un claro responsable.

Ese responsable se llama López Obrador, cabeza de una política migratoria omisa y corrupta coludida con la delincuencia organizada trasnacional.

La fila de cadáveres calcinados y metidos en bolsa de basura es el fiel reflejo de un régimen que ha violado todos los protocolos humanitarios y utilizado a los migrantes como instrumento para hacer propaganda y proselitismo electoral.

Cómo olvidar aquella arenga pronunciada el 21 de octubre de 2018 en Chiapas, cuando todavía era presidente electo, en la que prometió a los “hermanos migrantes centroamericanos” que en México se les daría trabajo y protección en su camino a Estados Unidos.

Cómo olvidar aquella frase irresponsable:

“Donde come uno, comen millones”...

...con la que abrió de par en par la frontera sur e hizo creer a guatemaltecos, hondureños, salvadoreños y haitianos que aquí los esperaba el paraíso terrenal.

López Obrador es el causante de la peor crisis migratoria y humanitaria de la que se tenga memoria.

Jamás le interesó implementar una política de Estado para proteger la vida y los derechos humanos del migrante.

Ha permitido que los agentes del Instituto Nacional de Migración los traten como bestias, que los hacinen como basura en cárceles mal olientes para evitar a toda costa que pasen a Estados Unidos.

Los migrantes se han convertido en rehenes de la política chantajista que domina la relación entre México y Estados Unidos.

Ambos países los utilizan como un factor de presión para obtener privilegios o concesiones.

Para obtener ganancias electorales o castigar al vecino.

Ahí está la amenaza que lanzó Trump de aplicar aranceles a las exportaciones mexicanas si el gobierno obradorísta no detenía el flujo migratorio y ahí está la amenaza velada de López de “aventar” migrantes al norte si Washington no acepta su política energética estatista.

Este gobierno está lleno de cobardes y matoncitos. Ni el presidente, ni el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, ni el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard fueron capaces de asumir la responsabilidad política y moral que tienen en la tragedia.

Adán Augusto López se “lavó las manos” y echó la culpa a Marcelo Ebrard para proteger su aspiración presidencial y Ebrard ha tratado de evadir las revelaciones hechas por el ex secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo en un libro autobiográfico.

Según Pompeo, Marcelo Ebrard le pidió ocultar que el gobierno mexicano había aceptado recibir a todos y cada uno los migrantes rechazados por Estados Unidos.

Las consecuencias están ahí: migrantes abandonados, víctimas de una red de corrupción en la que participan lo mismo agentes federales que crimen organizado y una empresa privada cuyo dueño, Elías Valdez Cabrera, es socio del dictador nicaragüense Daniel Ortega, uno de los dictadores protegidos por el otro tirano, López Obrador.

La muerte de 39 migrantes tiene cada vez más visos de masacre.

No fue un incidente azaroso y aislado.

El infierno migratorio lo ha provocado un presidente autoritario, inepto y corrupto que hoy merecería estar en la cárcel.
Beatriz Pagés Rebollar

Directora general de la Revista “Siempre”, una de las más influyentes de México, fundada en 1953 por su padre, Don José Pagés Llergo. Ha formado parte de los equipos de Televisa, Canal 11, Multivisión, CNI, Canal 40 y es comentarista política de numerosos medios. En 2019 renunció al PRI, donde militó gran parte de su vida.