Pedir perdón
Abunda el abuso soberano del INE.
En la colocación de las casillas de votación. En predios inaccesibles. Sujetar al empadronado para asistir a las secciones originales.
Desalentar, con la ayuda del grupo Reforma, a los votantes.
Aun sin haber cerrado las mesas. Con información sesgada y desfavorecedora.
Los pocos asistentes, personas de buena fe, encontraron pocos vecinos.
Los funcionarios voluntarios también azorados al ingresar a colonias con alta incidencia de delitos de alto impacto.
Nuestra consulta nacional es un fracaso desde la inversión injustificada.
Las unidades de inteligencia financiera, la secretaria de Gobernación y casi la totalidad de secretarías de estado, siguen la posición horizontal de obediencia férrea.
En las auditorías, simuladas a favor de los círculos rojos de quienes ostentaron el poder, se les dieron las patentes para ejercer el saqueo.
De beneficiar a sus familiares y a sus socios empresariales. También los políticos lloran. Con lágrimas de cocodrilo. Les espumea la rabia de la suposición.
Juzgar a Echeverría, Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Fox, Calderón o Peña Nieto es como la diatriba juvenil, de pedir perdón o pedir permiso.
En ambas máximas, el único beneficiario de la frustrada jornada es el INE de Lorenzo Córdova.