¿Sembrando vida?

Estudios demostraron que el programa "Sembrado Vida" no ha servido para nada, al contrario, está afectando los bosques mexicanos.

El gobierno federal ancló sus programas de infraestructura relevantes en tres proyectos fundamentales, como lo son el Tren maya, la nueva terminal internacional de Santa Lucía, del aeropuerto Felipe Ángeles; y la refinería de Dos Bocas en Tabasco, de los cuales poco o nada se sabe de los estudios de viabilidad, impacto ecológica y seguridad.

En fechas recientes se determinó que eran proyectos relevantes, de seguridad nacional, por lo que su avance y desarrollo están exentos de cumplir con los trámites administrativos, léase permisos y verificación de estudios de impacto ambiental.

Por lo anterior no es posible poner a disposición de la sociedad, la información necesaria para su revisión y evaluación.

Del mismo modo, en lo que a política social se refiere, el gobierno actual ha establecido tres programas sociales estratégicos: las becas para la población joven sin estudios y oportunidades laborales, los adultos mayores de 65 años y más; así como el programa "Sembrando Vida".

De estos tres, el programa "Sembrando Vida" es el que mayor interés reviste para el presente artículo, dicho programa ha casi duplicado el monto de recursos asignados para su operación, al pasar de 15 mil millones de pesos en 2019 a más de 27 mil millones de pesos para el ejercicio fiscal 2022.

Sin embargo, las evidencias científicas y las evaluaciones del desempeño sobre su impacto se encuentran severamente cuestionados.

Dicho programa ha sido presumido por el gobierno federal, señalando que se han hecho importantes esfuerzos, aunque desarticulados para exportar este programa social a Centroamérica, y recientemente se presentó al senador John Kerry como un programa ambiental que lucha contra el calentamiento global, sin que los resultados actuales confirmen esta aseveración.

El programa presenta severas alteraciones a los ecosistemas de los municipios que forman parte del programa y antes que un alivio, profundiza el daño ambiental.

Recientemente, se dio a conocer que la organización World Resource Institute, al realizar una evaluación del programa, encontró severas deficiencias y no pudo acceder a la información relevante para su evaluación.

De hecho, la evidencia mostró que el programa "Sembrado Vida" ha generado un efecto perverso para los propietarios de bosques, ya que con ánimo de incorporarse a los beneficios del programa, han favorecido la deforestación, con los efectos ambientales que ello supone.

Queda claro que la evaluación es una herramienta indispensable para la mejora de los programas; la evaluación permite corregir las fallas y maximizar los puntos positivos. Sin embargo, para ello además de una metodología clara, es necesario disponer de información, acceder a bases de datos, conocer los beneficiarios y realizar inspecciones físicas en las zonas beneficiadas.

Sea un programa social o un proyecto de infraestructura, no puede permitirse que la sociedad no conozca a los beneficiarios, ni a los proveedores de dichos proyectos, o cualquiera que reciba recursos públicos.

La transparencia y evaluación permitirán un mejor desempeño y constante escrutinio sobre el ejercicio del poder público, cosa que le cuesta mucho trabajo cumplir a la administración federal del presente sexenio.
Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.