Siete Puntos

Mutéalo

En la actualidad, sucumbimos y terminamos por ser bilingües sin habérnoslo propuesto.
1.

Desde siempre han existido entre nosotros los llamados anglicismos -pochismos, para la raza-.

Los traslapes lingüísticos son tan antiguos como la misma humanidad, y surgen a causa de las migraciones e intercambios entre las etnias de diversos países.

Los norteamericanos dicen que el idioma alemán es un inglés mal hablado, y los germanos afirman lo opuesto. Lo cierto es que los idiomas se van modificando y, como si fueran transgénicos, se contaminan con la llegada de ingredientes capaces de afectar su pureza. 

2.

Un factor que potencia estas mutaciones idiomáticas lo constituye el avance tecnológico.

Recuerdo que, hace años, escuché a una secretaria hablar por teléfono con otra:ahorita te mando el peiper… déjame escanearlo y luego te lo faxeo”. Con el arribo de las redes sociales se incrementó esta invasión. Es cierto que nos resistimos de vez en vez, y cuando alguien nos ofrece un screenshot le respondemos, “sí, mándame un pantallazo”.

Pero, a final de cuentas, sucumbimos y terminamos por ser bilingües sin habérnoslo propuesto.

3.

Esta mescolanza verbal no conoce clases sociales.

Antes pensábamos que era exclusiva, por ejemplo, de los paisanos que venían de los EUA y, cuando batallaban para estacionar su troca, decían: “no me puedo parkear”. Pero no.

La semana pasada fui a una parroquia humilde de la periferia. El párroco, son una sonrisa de satisfacción, me presumía un micrófono inalámbrico, que yo iba a tener el privilegio de estrenar. Cuando el sacristán me lo colocaba dijo para tranquilizarme: “no se preocupe, padre, está muteado”.

4.

Pero lo mismo dijo una elegante locutora, de cierta estación de radio -promocionada como cultural-, cuando le advirtió a la reportera que su micrófono estaba apagado: “desmutéalo, por favor”.

En fin. Aceptemos sin discutir cuando nos pidan subir una story o un post, o darle like y follow back a una nota de nuestras amistades cibernéticas. Tengamos cuidado con las red flags que se activan lo mismo con mensajes de texto peligrosos que con relaciones afectivas posiblemente tóxicas, y aceptemos sin chistar las green flags, banderas opuestas.

5.

Los puristas del bien hablar no estarán de acuerdo, y de seguro insistirán en escribir por favor en vez de porfa.

Apelarán a respetar los dictados de la Real Academia Española, y levantarán loas a los esfuerzos realizados por Cervantes para dignificar nuestra comunicación escrita. Merecen ser respetados estos defensores de la propiedad y la corrección. Sin embargo, sugiero que no se exalten ni discutan con los transgresores del teclado, pues se exponen a que les endilguen un agresivo: ¡Ya mutéate!”.

6.

Concluyamos con García Márquez y su célebre discurso en el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española, en Zacatecas (1997) “Jubilemos la ortografía…; enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y la jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver.

¿Y qué de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?”.
7.

Cierre icónico.

Los escándalos en los que se ve envuelta la clase política parecen no tener fin, y una constante es la que asoma en cada uno de ellos: el dinero para campañas electorales.

Y pareciera que ningún partido político se salva del lodazal en el que lo introducen sus militantes.

Desde el PRI con el Pemexgate y el PAN con los Amigos de Fox, pasando por los videos en los que perredistas son exhibidos recibiendo maletas para las campañas en el entonces DF, sin olvidar lo que dio Odelbrecht, hasta lo que sabemos de la actual administración.

No hay diferencia.
Padre Paco

El sacerdote José Francisco Gómez Hinojosa (Monterrey, México, 1952) es el actual Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey. Es diplomado en Teología y Ciencias Sociales por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido profesor en el Seminario de Monterrey, en la UDEM, el ITESM, la Universidad Pontificia de México, el Teologado Franciscano, el EGAP (Monterrey) y la Universidad Iberoamericana (Centro de Extensión Monterrey).