Opinión

El tiempo no se nos va... nos lo tragamos en automático

Emiliano Calvert DETONA: Hace unos días, una vieja amiga que vive en Europa me mandó un mensaje: “Escucha este episodio. Te va a gustar.”

Normalmente cuando alguien que vive a 9 mil kilómetros de distancia te recomienda algo, hay dos opciones:

  1. Es algo aburridísimo con pretensiones de profundidad.
  2. Es algo que, sin querer, te saca una verdad que no querías ver.

Esta vez fue la segunda.

El podcast se llama Cartas a Santiago y el episodio, dramáticamente, pero con razón, se titula “El tiempo”.

Y no, no es sobre tips de productividad.

Ni sobre cómo levantarte a las 5am para meditar con Tony Robbins.

Es más simple y más brutal que eso: ¿cómo estás usando tu vida?

El tiempo no se pierde: se escoge mal

Desde que escuché el episodio me quedó sonando una frase:

“No estás perdiendo el tiempo, lo estás usando para otras cosas.”

Y eso, si lo pensamos bien… pica.

Porque es mucho más cómodo decir “es que no me dio tiempo” a decir “preferí quedarme viendo reels de recetas que nunca voy a cocinar”.

Preferimos creer que el tiempo se nos escurre como agua por las manos, cuando la verdad es que lo usamos.

Lo gastamos.

Lo enterramos en actividades que no nos acercan a ningún lado.

Y lo peor es que muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta.

Bienvenido a tu modo "repetir"

El podcast plantea que muchas personas viven en modo “repetir”.

Y no como en la playlist de tu artista favorito… sino como en Groundhog Day, la película donde cada día es el mismo.

Te levantas, revisas WhatsApp, abres Instagram, te sirves café, te quejas del tráfico, ves qué excusa le das hoy al ejercicio, abres la compu, sobrevives.

Repites.

No porque ames esa rutina, sino porque es lo que ya conoces.

Porque lo conocido, aunque aburrido, da menos miedo que hacer un cambio real.

“No tengo tiempo” = “No tengo ganas”

Hay una parte del episodio que dice que el tiempo es una excusa. Y sí, es fuerte.

Pero ¿cuántas veces decimos que no tenemos tiempo para ir a terapia, para arreglar esa relación tensa, para escribir ese proyecto pendiente… y mágicamente sí tenemos tiempo para ver un video de 23 minutos sobre cómo hacen los waffles en una aldea suiza?

No se trata de culpabilidad, sino de conciencia.

De aceptar que muchas veces le damos tiempo a lo que nos entretiene, pero no a lo que nos construye.

Y eso, aunque suene cliché, se cobra factura.

¿El presente? Un lugar incómodo pero honesto

El episodio también habla de cómo evitamos vivir en el presente.

Vivimos entre la nostalgia del “antes era mejor” y la ansiedad del “algún día lo haré”.

Y mientras tanto, el ahora lo ocupamos con notificaciones, pendientes y ruido.

Porque el presente es incómodo.

Ahí están las preguntas sin respuesta.

Ahí está el silencio que da miedo.

Ahí está todo eso que aplazamos con series, scroll y tareas eternas.

Pero también es el único lugar donde realmente podemos elegir distinto.

Entonces… ¿qué hago con todo esto?

Te dejo algunas reflexiones en modo realista, no de coach con voz de meditación:

  • ¿Dónde estás repitiendo tu vida en piloto automático?
  • ¿Qué estás evitando con tu supuesta “falta de tiempo”?
  • ¿Qué actividad te consume horas y no te deja ni un recuerdo bueno?
  • ¿Qué conversaciones, sueños o decisiones llevan meses esperando que “tengas un tiempo”?

Spoiler: el tiempo no va a aparecer mágicamente.

Lo vas a tener que arrebatar. 

Una cachetada con conciencia

Este episodio me sirvió como un espejo: no para culparme, sino para mirarme.

Para reconocer que no soy víctima del reloj, sino cómplice del “después lo hago”.

Y no hablo solo de cosas grandes.

A veces, elegir bien el tiempo es dejar el celular y platicar con alguien en serio.

Es no posponer esa llamada.

Es hacer la cita con el nutriólogo.

Es leer ese libro que empezaste en 2020.

Es dejar de usar tu calendario solo para pendientes laborales y ponerle también lo que te da vida.

El tiempo como recurso emocional

Una de las ideas más padres del podcast es esta:

“El tiempo no se mide solo en productividad. También en significado.”

Y sí. Hay días productivos que se sienten vacíos, y días simples que te llenan el alma.

El punto no es que cada hora sea un highlight.

El punto es que no pases semanas enteras sin saber en qué se te fue la vida.

Cierre para quienes quieren pensar un poco más

Después de escuchar ese episodio y dejarlo marinar unos días, solo me quedó una conclusión:

No tengo tanto tiempo como creo.

Pero tengo más decisiones de las que acepto.

Y eso, aunque incomode… libera.

Entonces tú, que estás leyendo esto entre juntas, traslados o la quinta distracción del día:

¿En qué momento vas a dejar de decir “cuando tenga tiempo”… y vas a empezar a usarlo para lo que realmente importa?