Las ciudades hormiga

Gerson Gómez DETONA: México, como en todos los lugares del mundo, presenta deficiencias y aciertos. Apelar a la mejoría es apenas una ensoñación.

Caótica. Así es nuestra medicina social.

Cada una de las clínicas se encuentra a años luz de un servicio óptimo. De calidad.

Quienes recurrimos a ella lo hacemos a sabiendas de la burocracia.

Del fastidio de quienes otorgan la consulta. Del desinterés de los médicos. También la carga de pacientes excede por mucho la tolerancia de un empleo tan exigente.

Los médicos, la nueva generación de egresados, llega con niveles inferiores de preparación. Incluso se les estigmatiza al momento de sus pagos.

Las leyes para el retiro ya no serán las mismas de las décadas anteriores.

Su jubilación es idéntica a todos. A su cuenta de afores en exclusiva.

En las ciudades hormigas, como les llaman a las clínicas de zona, se cura especialidades.

Si usted tiene tiempo y tolerancia, según el grado infeccioso, puede llegar a presentar complicaciones.

Haga fila en el interminable escalafón de urgencias por atender.

A cada director de clínica le toca sortear, incluso, con el sindicato.

Quienes representan a los agremiados en la lucha laboral de los casos por infracciones.

En la medicina social llegamos todos por las vacunas desde la infancia.

En casos de accidentes caseros. Incluso a cirugía por situaciones tan apremiantes donde la vida corre peligro.

México, como en todos los lugares del mundo, presenta deficiencias y aciertos. Apelar a la mejoría es apenas una ensoñación.

Entender a quienes con el fastidio deben salir adelante en una posición deprimente.

Donde muchas veces falta hasta lo indispensable. Y se hacen milagros todos los días. Gracias a Dios.

Gerson Gómez

Morelense de cepa Regiomontana. LCC con especialidad periodismo (UANL). Doctor en Artes y Humanidades (I.C.A.H.M.). Tránsfuga de la mesa de redacción en diferentes periódicos como El Diario de Monterrey, Tribuna de Monterrey, y del grupo Reforma en el matutino Metro y vespertino El Sol. Escort de rockeros, cumbiamberos, vallenatos y aprendices al mundo de la farándula. Asiste o asistía regularmente a conciertos, salas de baile, lupanares, premieres, partidos de fútbol y hasta al culto dominical. Le teme al cosmos, al SAT, a la vejez y a la escasez de bebidas etílicas. Practica con regularidad el ghosting. Autor de varios libros de crónica como Hemisferio de las Estaciones, Crónicas Perdidas, Montehell, Turista del Apocalipsis, Monterrey Pop y Prêt-à-porter: crónicas a la medida.