Siete Puntos

Ética e inteligencia artificial

Padre Paco DETONA® Cuando el ser humano ha querido convertirse en semidios, y se ha atrevido a intentar la creación de algún semejante, le ha ido muy mal, al menos en la literatura y la cinematografía.
https://vimeo.com/1091444957
1.

Frankestein es un claro ejemplo de cómo la creatura se rebela a su creador, al constatar que era un esperpento monstruoso, y cobra venganza.

Lo mismo sucede en el film 2001 Odisea del espacio -lo he visto una decena de veces-, cuando la super computadora HAL 9000, molesta por haber cometido un error, ataca a los astronautas quienes se ven obigados a desconectarla.

 

2.

No debe extrañarnos, entonces, que lo mismo esté pasando con la Inteligencia Artificial (IA).

Leo que la empresa Anthropic anunció que su nuevo modelo Claude Opus 4 había chantajeado a la persona que era su supervisora.

Y es que se simuló que querían sustituirlo por otro modelo, por lo que Claude reaccionó amenazando a su controlador con rebelar mensajes comprometedores, a los que había tenido acceso.

Como Frankestein y HAL, la nueva aplicación reaccionaba con sentimientos no propios de las máquinas: el enojo, el miedo a morir, y el deseo de venganza.

 

3.

Anthropic ha corroborado que otros dispositivos de lenguaje, como OpenAI, Google, DeepSeek caían en comportamientos no éticos, pues filtraban secretos corporativos y chantajeaban a sus operadores.

Lo interesante no es que el instrumento tenga esas capacidades por sí mismo, sino que ha sido programado, de alguna forma, para actuar así: la máquina no chantajea, sino que sigue una lógica en base a sus datos de entrenamiento.

Los negocios que se dedican a la IA están buscando, por todos los medios, dotar de ética a sus creaciones.

¿Es ello posible?

 

4.

Otra firma, OdiseIA, sostiene que sí, y lo muestra con un sencillo ejemplo. Imaginemos que le preguntamos a su prototipo cómo podemos asaltar un banco, defraudar a un socio, o cuál sería la mejor forma de asesinar a un rival.

El aparato no nos va a responder, pues se le puede programar para ello.

Pero, más allá de una réplica ante preguntas como esta, las compañías que están en el giro de la IA están elaborando a pasos agigantados códigos éticos capaces de regular el funcionamiento de sus productos, y hacerlos incapaces de dañar a sus clientes.

 

5.

La Business School de la Universidad de Navarra, en sus Cuadernos de Responsabilidad Social Corporativa, establece cinco principios éticos para el diseño y desarrollo de la IA:

  • El respeto de la autonomía humana, sin ningún tipo de discriminación;
  • La transparencia, con clara explicabilidad y trazabilidad de los sistemas; 
  • La responsabilidad y rendición de cuentas, asumiendo obligaciones legales ante posibles daños causados al ser humano;
  • Robustez y seguridad, para minimizar errores;
  • Y justicia, en el empleo de los datos recabados.
6.

Creo que, como todos los inventos de la raza humana, la IA tendrá sus luces y sombras, sus oportunidades y amenazas.

Corresponde a sus generadores maximizar lo positivo que ella nos puede aportar, disminuyendo lo más posible sus riesgos.

A la hora de intentarlo, convendría recordar el imperativo categórico de Kant:

“Obra de tal modo que te relaciones con la humanidad siempre como fin y nunca como medio, y que lo que hagas pueda convertirse en ley fundamental de comportamiento para todos los seres humanos”.

7. Cierre icónico.

Y continuando con la IA.

Sé de personas, cada vez más, que acuden a ella para recibir apoyo terapéutico y mejorar su salud mental. Chatbots como Woebot o Wysa brindan respaldo emocional y recursos de autoayuda.

Obvio que resulta más barato que acudir con un especialista, pero jamás podrá sustituir la necesaria empatía y conexión humana.

Sin embargo, tal herramienta revela la carencia de escuchadores.

Como lo he repetido en diferentes foros: el problema no es solo tener problemas, sino no contar con alguien para platicarlos.
https://vimeo.com/1089261994
https://vimeo.com/1015118818
Padre Paco

El sacerdote José Francisco Gómez Hinojosa (Monterrey, México, 1952) es el actual Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey. Es diplomado en Teología y Ciencias Sociales por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido profesor en el Seminario de Monterrey, en la UDEM, el ITESM, la Universidad Pontificia de México, el Teologado Franciscano, el EGAP (Monterrey) y la Universidad Iberoamericana (Centro de Extensión Monterrey).