Pase de abordar

Gerson Gómez DETONA aquí: La vida no vale nada. Mejor en nuestro país. Ya nos hicimos viejos para andar probando. Tienen razón. Nada es para siempre.

Ya comenzaron los insultos. Se asumen como los dueños de la nación mexicana. Inducen en las conversaciones el váyanse a Cuba, Venezuela, China o Corea del Norte.

Comunismo no, Cristianismo sí.

Ninguno, en ambos lados, los conservadores o los liberales, han modificado una sola línea de sus posicionamientos.

Pensarán los diletantes en emigrar. La clase media casi inexistente y la clase alta tan endogámica en España, Canadá y los Estados Unidos de América para usar sus ahorros. Migrar a las urbes texanas o en la Florida.

Ahí su estilo de vida será tan respetable. Los whitemexicans de apellidos latinos inscritos en los condados de medio pelo. Convivir con afroamericanos, asiáticos y centroamericanos. Sus visas de empresarios al servicio de naturalización.

Abiertos al desdén de los whitetrash. Sin derecho a voto. Enceguecidos por la figura xenófoba de Donald Trump, por quien sufragarían sin pensarlo. Para las elecciones intermedias ya estarían en el radar de los demócratas.

Pensando con seriedad en volver a México. Poco importa el segundo periodo de la 4T en el desarrollo presidencial de Claudia.

Con un perfil mucho menor, los antes diletantes, probaron ambos mundos. Jamás lograron identificarse con los 12 millones de chicanos y migrantes nacionales. Están cansados del Taco Bell, de sus hijos extraviados en la jornada del consumo de fentanilo, hachís y cocaína.

La vida no vale nada. Mejor en nuestro país. Ya nos hicimos viejos para andar probando. Tienen razón. Nada es para siempre.

Ahora, como nunca, le piensan para vituperar. Este bimestre reciben su pensión universal copeteada.

Gerson Gómez

Morelense de cepa Regiomontana. LCC con especialidad periodismo (UANL). Doctor en Artes y Humanidades (I.C.A.H.M.). Tránsfuga de la mesa de redacción en diferentes periódicos como El Diario de Monterrey, Tribuna de Monterrey, y del grupo Reforma en el matutino Metro y vespertino El Sol. Escort de rockeros, cumbiamberos, vallenatos y aprendices al mundo de la farándula. Asiste o asistía regularmente a conciertos, salas de baile, lupanares, premieres, partidos de fútbol y hasta al culto dominical. Le teme al cosmos, al SAT, a la vejez y a la escasez de bebidas etílicas. Practica con regularidad el ghosting. Autor de varios libros de crónica como Hemisferio de las Estaciones, Crónicas Perdidas, Montehell, Turista del Apocalipsis, Monterrey Pop y Prêt-à-porter: crónicas a la medida.