Tres consejos para abrir tu mente y tu corazón al cambio

NOTA DEL EDITOR: El cambio está hacia arriba, en las cumbres, no hacia abajo.

En estos meses de cambios acelerados, todos nos aferramos a las rutinas para poner cierto orden en nuestra vida, y para ganar en productividad.

Ante un futuro más incierto, que las cosas permanezcan iguales nos da cierta sensación de tranquilidad.

Ya bastante agobiados nos sentimos con las noticias o con las novedades típicas del día a día en la operación de un negocio.

Para sobrevivir, tenemos que adaptarnos

Aferrarnos al pasado o al estado actual de las cosas es una ilusión, porque como dijo Heráclito, el filósofo griego, “lo único que permanece es el cambio”.

Y si algo hemos aprendido este año es que algo tan pequeño como un virus puede transformar nuestra realidad de un día para otro.

Y que necesitamos salir sí o sí de nuestra zona de confort

Esto, al final, significa crecer. Crecemos cuando aprendemos nuevas habilidades tecnológicas, que nos hacen mejores emprendedores.

Cuando trabajamos para mejorar la relación con nuestros hijos adolescentes.

O cuando empezamos a cuidar nuestra alimentación porque ya pasamos los cuarenta años.

Pero nada de esto es posible si, primero, no aceptamos la posibilidad de transformarnos.

¿Estás realmente abierto al cambio? No es un proceso fácil, es cierto.

Sobre todo cuando somos adultos, y con los años vamos desarrollando actitudes más conservadoras y defensivas.

Por eso, en estos tiempos en los que nada parece seguro, te recomendamos seguir estos consejos para abrir tu mente y tu corazón a lo que puede traerte el futuro.

1. Reafírmate en tus valores

Cambiar no significa renunciar a lo que eres, a aquello que te hace único y a lo que más aprecias en la vida.

Por el contrario, adaptarse a nuevos escenarios implica plantarse en la propia esencia.

Es como un árbol que, ante una tormenta fuerte, mueve sus ramas y pierde muchas hojas, pero permanece con la raíz en el suelo.

Así que el primer paso es reconocerse y reafirmarse, por ejemplo, en nuestra dedicación al trabajo o la familia, y en características como la creatividad, la capacidad de comunicar o el liderazgo.

Las personas con autoestima, que aceptan sus defectos y también son capaces de valorar sus virtudes o logros, tienen una mayor capacidad de resiliencia y apertura a lo nuevo.

En cambio, aquellas que solo se concentran en sus errores, o que se sienten permanentemente por detrás de los demás, tienen personalidades más rígidas, y se muestran incómodas e irritables ante cualquier transformación en su vida personal o en su ámbito laboral.

Este es un perfil que suele causar problemas cuando se trata del dueño de un negocio, o del responsable de un área de la empresa que necesita adaptarse rápidamente a un nuevo escenario (como por ejemplo, ventas o marketing).

3. Prueba cosas nuevas

Abrir tu mente y tu corazón al cambio no es algo que vas a lograr con solo manifestar ese deseo, sino que necesitas ponerlo en práctica.

¿Qué puedes hacer? Eso va a depender de tu personalidad y tus costumbres. Por ejemplo, si eres una persona muy racional y trabajas con números, podrías tomar clases de canto, baile o pintura.

Si eres muy sociable, y necesitas estar rodeado de gente todo el tiempo, podrías iniciarte en alguna práctica introspectiva, como la meditación o la lectura.

Como explican los expertos, la clave para adaptarse y crecer está en desafiarse a uno mismo todo el tiempo.

Y en recibir con los brazos abiertos a las nuevas oportunidades que nos regala la vida. Abrazo a tod@s. 
Emilio Checa Kalifa

65 años. Casado. Empresario. Desarrollos Turísticos Los Cabos, BCS.