El 5o acto en una ópera de 4

Les platico:

Primer Acto:

• La historia transcurre en Sevilla. 
• El militar don José arresta a la gitana cigarrera por crear disturbios callejeros. 
• Pero como ella lo seduce, la deja escapar. 
• Don José paga tal arbitrio con su arresto.

Segundo Acto:

• La gitana y don José se encuentran en una taberna. 
• El militar está totalmente entregado a los caprichos de la cigarrera. 
• Aparece el célebre toreador Escamillo, que se embelesa con la belleza de la gitana.
• Ella le pide al militar que huyan a las montañas para unirse a unos contrabandistas. 
• Don José duda, pero una pelea con su superior lo vuelve desertor.

Tercer Acto:

• En el refugio de los contrabandistas, aparece Micaela, una vieja amiga del pueblo natal de don José. 
• Trae una carta de su madre. 
• Más tarde llega Escamillo otra vez, y se bate a duelo con el ex militar.
• La gitana se interpone entre los duelistas, pero intercambia miradas de complicidad con el toreador.

Cuarto Acto:

• En la plaza de toros, Escamillo le dedica su faena a la gitana.
• Don José sufre de celos por el engaño de "su" tabacalera. 
• Y al mismo tiempo en que el toreador clava mortal estocada al burel, el ex militar asesina de una cuchillada a su coscolina amada.

Quinto Acto:

• Al salir del Teatro de la Ciudad, todavía eufórico y canturreando algunas de las famosas piezas de esta obra maestra, el público se enfrenta a las únicas dos máquinas que cobran el estacionamiento.
• El drama DETONA en grande, y es tan prolongado cuan largo resulta el aglomeramiento frente a los desvalidos cajeros, uno de ellos cojea pues trae un parche que dice que solo acepta pagos con monedas… 
• ¿Con tarjetas de crédito o débito? Ni pensarlo, eso es impropio de países de 4a.
• El cobro es de $100 por toda la función.
• "¿Quién en su sano juicio va a andar cargando $100 en monedas, pudiendo traer billetes?", le pregunta una dama con peineta española a su galán, quien luce testa tocada con sevillano sombrero propio de los amantes a la fiesta brava, que ni es fiesta ni es brava. Y mientras espera, le da un trago a su bota todavía medio llena del vino tinto que sugiere la tauromaquia. ¡Olé!
• Se arma el jaleo, igual o más que el de la plaza de toros allá adentro del 4o acto.
• Corredero de gente para conseguir monedas con los puesteros y globeros de la Macroplaza.
• Algunos ofrecen hasta $200 en billetes por $100 en monedas. 
• Con tal de salir del atolladero/estacionamiento -o viceversa- otros ofrecen hasta 3x1.

• Los pocos afortunados que a duras penas juntaron los $100 en monedas, lidian como el toreador Escamillo a otros fieros Miura que también las traen, y que a empujones se meten a la brava en la fila.
• Y de pronto, un empleado con la divisa del Parque Fundidora, llega y arranca de un tirón el parche alusivo a las monedas y les dice a los expectantes que disculpen, que a una despistada empleada del teatro se le olvidó quitarlo, porque la máquina ¡claro que sí acepta billetes!
• Y apenas termina de excusarse, cuando los toreadores de la fila se vuelcan en tropel con sus billetes en ristre cual si fueran banderillas, para clavárselas al burel disfrazado de máquina cobrona del estacionamiento.

• CONARTE, Secretaría de Cultura del gobierno del nuevo NL de Samuel García, ¿acaso no se dan cuenta de que la euforia dentro del teatro se vuelve furia en el estacionamiento?, donde las mentadas de madre sustituyen a los ¡Bravo! que aún resuenan en el interior.
• Mientras tanto, unos cuantos afortunados -muy pocos- se libran de este caldeado 5o acto, pues sus chóferes les esperan al pie de los Phantom y otras marcas de pedigrí, estacionados durante las más de 4 horas de la función, en la calle Zuazua.
• Entonces, afuera en el estacionamiento, un verano ardiente de 40 grados a la noche. 
• Y adentro de los Phantom, 22 o los grados que les apetezcan a los principales.
• Claro, es que en todo y para todo, ¡Rediez, que hay niveles!

Cajón de sastre

“Primera vez que me toca vivir ésta ópera que es de cuatro, en cinco actos. O dicho de otra manera: Un espectacular 4o acto, con estacionamiento de 5a", remata la irreverente de mi Gaby, blandiendo al aire su pañuelo blanco, pidiendo así orejas y rabo para el empleado salvador que arrancó el mentado letrero-parche del burel mecánico.

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