Recordando al Doctor Fernando Ortiz Monasterio

“Las huellas de los grandes hombres jamás se borran de la faz de la Tierra…”

Era finales del año 2009 cuando el Maestro Fernando Ortiz Monasterio dictó una conferencia en la Universidad La Salle de la Ciudad de México, así nombramos a los médicos de gran prestigio con gran respeto: Maestros, y decidí acercarme para invitarlo a platicar sobre historia de la Medicina en algún momento.

Me llamó el Maestro Ortiz Monasterio la semana siguiente, y tuvimos un desayuno en un restaurante muy reconocido de la colonia San Ángel que, de 2 horas se alargó hasta 5; hablamos de muchos temas, muy variados: de la grandeza de la medicina mundial, sobre la vida de William Harvey (el médico inglés que describió la circulación sanguínea) y de algunos temas de política, pero sobre todo de México.

Ese día llegó al mencionado restaurante el ex-presidente Miguel de la Madrid Hurtado, lo saludó mi maestro y me presentó con él, fue un gran honor.

Me comentó el Maestro Ortiz Monasterio su idea consolidada de tener una terapia quirúrgica en el Hospital Infantil de México “Federico Gómez”, para que los pacientes operados fueran atendidos por cirujanos más que intensivistas, y cómo a él se le ocurrió la técnica del abordaje posterior de los bebés que nacían con malformación anal, misma que le comentó al Doctor Alberto Peña, quien la perfeccionó y la llevó a los Estados Unidos.

Y con dolor al escribir el presente artículo nesgo, y al mismo tiempo recordar las palabras del Maestro Ortiz Monasterio antes de pedir la cuenta de los alimentos para retirarnos de se día, que se grabaron en mi memoria:

“Cometí algunos errores Alberto, y, desafortunadamente, los tendré que llevar conmigo cuando me despida".

Tristemente también, 3 años después en un 31 de octubre del 2012, el Maestro Fernando Ortiz Monasterio dejó éste plano terrenal, pero su legado, como el de todas las grandes personalidades cuando parten, persiste, y persistirá.