Siete Puntos

Se votó, sí, pero...

la nueva clase política gobernará sin la aprobación de la mitad del padrón.
1.

El 48% del electorado no lo hizo a nivel nacional y en Nuevo León el 50%. Casi la mitad en México se abstuvo de hacerlo -por miedo a la pandemia y a la violencia, por hartazgo de los partidos, por flojera…-.  

Es cierto que, al ser una elección intermedia, el número de votantes superó, y con mucho, a comicios semejantes en el pasado, pero la nueva clase política gobernará sin la aprobación de la mitad del padrón. El hasta ahora ganador de la Gubernatura alcanzó el 36.6% de ese 50%. Haga las cuentas.

2.

Se ganó, dicen la oposición y también el partido en el poder. Ambos tienen parte de razón, pues aquélla logró impedir la mayoría calificada de éste en el Congreso, y MORENA triunfó en 11 ó 12 gubernaturas de las 15 en disputa.

El Presidente batallará más para sacar adelante sus propuestas -victoria opositora- pero crece la presencia de su partido en estados hasta ahora enemigos del régimen, lo cual pavimentará el camino que dentro de tres años recorrerá el candidato -o candidata- a suceder a AMLO en la presidencia de la República.

3.

Fue una “fiesta cívica”, dijeron muchas voces, por la madurez política del electorado, la diferenciación de su voto, la tranquilidad con la que transcurrió la jornada electoral -salvo incidentes aislados-, el excelente trabajo del INE, el reconocimiento a los descalabros que poco a poco comienzan a manifestar los derrotados, etc.

Sí, pero también hubo acelere en la proclamación del triunfo -por un momento la noche del domingo tuvimos tres gobernadores- y la sombra de la lucha postelectoral en los tribunales comienza a aparecer.

4.

El pasado lunes amanecimos en paz, sin el ejército en las calles ni con el peso devaluado, como predijeron algunos llamados catastrofistas.

La vida transcurre como antes del domingo y -no creo ser pesimista- ni disminuirán los desbordes injuriosos desde Palacio Nacional, ni las respuestas denigrantes de la oposición.

Los resultados electores no arrojaron vencedor ni derrotado absoluto, por lo que seguirán en disputa los enemigos irreconciliables. Asistiremos, creo, a nuevos capítulos de una serie ya conocida: la polarización.

5.

¿Y los partidos políticos? Algunos se fortalecieron a nivel nacional, como MORENA, y un poco menos el PAN; otro se debilitó, el PRI; uno más despunta, Movimiento Ciudadano; a punto de morir, pero sobrevive, el PRD.

Desaparecen el Partido Encuentro Social (PES), las Redes Sociales Progresistas (RSP) y Fuerza México; y se acomodarán, otra vez, a la coyuntura que más les convenga el PT y el Verde Ecologista.

Y sepámoslo: les seguiremos pagando millonadas para que ofrezcan el mismo espectáculo dentro de tres años.

6.

Pero lo peor que nos puede pasar es tomaros unas vacaciones participativas hasta las siguientes elecciones.

De nada servirá haber enseñado, orgullosos, nuestro dedo pulgar manchado, si no les damos seguimiento al proceso electoral, si no vigilamos el que las personas elegidas cumplan con sus promesas de campaña, si no proponemos más de lo que criticamos.

La participación política, y sobre todo desde el punto de vista cristiano, es permanente, crítica, liberadora, positiva y eficaz. Continuemos participando.

7. Cierre ciclónico.

Primero los pobres, ha sido el lema de la actual administración. Sí, pero a la hora de morirse por la pandemia. En el Boletín Covid19 de Salud Pública, UNAM, Vol. 2, No. 17, del 14 de mayo de este año, se afirma que 94 de cada 100 muertes por coronavirus han sido de personas que no pudieron quedarse en casa por falta de ingresos suficientes.

Ello indica que quienes pudimos tener home office nos salvamos en una gran mayoría. A ver si con los nuevos gobernantes sí están los pobres en primer lugar…

pero no para morirse.
Padre Paco

El sacerdote José Francisco Gómez Hinojosa (Monterrey, México, 1952) es el actual Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey. Es diplomado en Teología y Ciencias Sociales por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido profesor en el Seminario de Monterrey, en la UDEM, el ITESM, la Universidad Pontificia de México, el Teologado Franciscano, el EGAP (Monterrey) y la Universidad Iberoamericana (Centro de Extensión Monterrey).