El abuso al trabajador mató al outsourcing
La precarización del trabajo y la necesidad de mejorar las condiciones laborales fueron los motivos por lo cuales el actual gobierno decidió, entre otras acciones, proponer una reforma laboral.
El actual gobierno determinó que para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, era necesario emprender un conjunto de acciones que se redujeron a elevar el salario mínimo y acabar con los instrumentos que desde su óptica alentaban modelos de explotación laboral como el outsourcing e insourcing.
La tercerización o contratación de externos para realizar trabajos dentro de una empresa, fue una herramienta sobre explotada, gran parte de las empresas que prestaban estos servicios cumplían con todas sus obligaciones laborales; sin embargo, la explotación de esta herramienta, el abuso y presión sobre los trabajadores y la diferenciación entre trabajadores de una misma empresa, provocó una imagen sobre el outsourcing que motivó su prohibición.
La tercerización permitía que las empresas prescindieran de procesos de reclutamiento y reconocimiento de talento y capacitación, entre otras, lo que generaba ahorros económicos que son significativos para empresas sin una situación financiera sólida.
Derivado de la Reforma laboral aprobada el 29 de abril, se establecieron tiempos para apegarse a las nuevas disposiciones, las que comprenden la definición de servicios especializados, ajenos a la naturaleza de la empresa y a los cuales puede recurrir mediante la subcontratación, así como la transición patronal y el rescate de los talentos profesionales.
Para expertos de Latam Business School, la transición patronal va avanzando significativamente, ya que la mayoría de las empresas van cumpliendo con las disposiciones establecidas.
En palabras de Julia Isaurralde, directora de recursos humanos de SAP y profesora de Latam Business School, hay dos aspectos que afectan directamente el mercado laboral relacionados con la implementación de la reforma laboral: el primero tiene que ver con la situación económica, ya que la subcontratación aliviaba presiones económicas, además de que la emergencia sanitaria comprometió el desempeño financiero de la economía y en la cual, no se registraron estímulos fiscales por parte del gobierno para aliviar la presión de las micro, pequeñas y medianas industrias.
El segundo aspecto tiene que ver con un correlato poco considerado en el mercado laboral, si bien terminar con la precarización de las condiciones laborales de los trabajadores se antoja como un propósito incuestionable, lo cierto es que, la rigidización de los modelos laborales impide o bloquea nuevos modelos de organización laboral y sobre todo, los que tienen que ver con los freelance o los trabajadores milennials.
Esta generación de jóvenes, derivado de sus propios intereses y estilo de vida, les permite trabajar por proyectos o son flexibles a incursionar en nuevos campos de trabajo; o bien, rechazan estar atados a empresas o a generar relaciones patronales, pueden ver limitado su ámbito de trabajo, lo que impulsa a la migración laboral y buscar en otros países las opciones que nuestro país ha cancelado.
Si bien es cierto que la precarización del trabajo y el respeto a los derechos humanos son ejes de cualquier gobierno, simplificar y generar respuestas que cancelan totalmente el desarrollo de modelos de organización flexibles, limita el desarrollo personal y profesional; el reto que se supone, es concebir regulaciones que permitan la subcontratación, y establecer mecanismos de supervisión y sanción contra esquemas que promuevan el abuso laboral y el irrespeto a las obligaciones patronales. El destino de las empresas de outsourcing se debió a los abusos y violaciones hacia los derechos laborales, lo que llevó a un cambio radical que terminó por desaparecerlas.