"La niña está triste; ¿qué tiene la niña?"

La Muchacha todo parecía perdonar, hasta el 15 de agosto pasado, que parece haber abierto sus ojitos, y parece decir: “pendeja, pendeja, no soy”.

Borrego dixit
Salvador Borrego, Ph. D.
La lucha por el poder, opus 3-41
VIII-25-2022

La Muchacha se empieza a decepcionar, quizá se le pase, pero algo empieza a revolotear en su mente y en su corazón, que le roba no solo su interés en la política (el amor), sino también, un poco, su inquebrantable decisión de ser feliz.

Que su pareja, AMLO, es decepcionante, ha sido evidente hasta para muchos tontos útiles que por lustros lo acompañaron en su lucha por llegar al poder, casi desde que se dio el “error del 18”, pero todo parecía perdonar La Muchacha, hasta el 15 de agosto pasado, que parece abrir sus ojitos, y parece decir, emulando a un querido ex-gobernador de Nuevo León: “pendeja, pendeja, no soy”.

Sin más, compañeros, los dejo con el video que reseña los resultados y con la valoración que Adolfo González hace desde España:

https://youtu.be/IzsCqPdHbvs

25 DE AGOSTO DE 2022
EL SEXTANTE
Por Adolfo González
TRES POR UNO

“Verdad es lo que la mayoría ve verdad, pero la mayoría cambia de opinión muchas veces.” - Salman Rushdie
 
Este análisis se beneficia más de lo habitual de las bondades del método de SABA Consultores, porque al englobar los datos recogidos el 15 y el 22 de agosto, va a proporcionarnos un triple provecho, en diversos sentidos.

El personaje central de las variaciones ocurridas en los porcentajes en estas semanas es, sin duda, López Obrador, puesto que sufrió un severo desgaste en la semana del 15, que le llevó a recibir avisos negativos generalizados, en aprobación, desaprobación y calificación, en estos dos últimos casos al grado de alerta y constituyendo valor récord.

Lo más abrupto de este revés para el Presidente se tradujo en especial en las antipatías, puesto que fueron la desaprobación y las calificaciones bajas las que presentaron deterioros más aparatosos.

Si ponemos esas variaciones en relación con los acontecimientos sucedidos esos días, es claro, a través del “Top of mind” y del repunte en la preocupación por la inseguridad, que el probable detonante de tal reprobación fueron los terribles acontecimientos que, provocados por el narco, incendiaron México antes de la medición.
 
Parece, pues, que los abrazos no terminan de funcionar contra los delincuentes, por más que en un ejercicio de cinismo el Presidente hablara de propaganda y de magnificación de los hechos por parte de los adversarios.

Terminó de colmar el pastel la alcaldesa de Tijuana, que normalizó el cobro de piso por parte del narco, y solicitó que se arreglaran las facturas entre quienes las debían y los acreedores, como si el problema fuera la falta de pago y no la existencia en sí de la extorsión.

Las escandalosas y deleznables declaraciones de la dirigente municipal no han recibido reconvención alguna por parte de su correligionario Andrés Manuel, pues no podemos olvidar que ambos forman parte del partido que aspira a liderar el “nuevo régimen”.

Morena, por cierto, descendió también abruptamente en el rubro de identificación partidista, y todo indica que las causas son las mismas, viéndose el partido arrastrado por el desgaste de su líder y las pendejadas de sus integrantes.
 
En la semana siguiente la expectación radicaba en si el bache de AMLO sería pasajero o se prolongaría. La respuesta queda a medias, pues si bien se refrenó el deterioro, en absoluto los guarismos regresan ni siquiera a los promedios previos. Ello a pesar de haberse producido una noticia bomba, como es la detención del ex fiscal Murillo Karam, en el marco de un regreso a la actualidad del caso Ayotzinapa.

Al margen de lo “oportuno” que pueda resultar tal golpe de efecto, lo cual sería materia de otro análisis, lo cierto es que no ha servido para recuperar la imagen de AMLO, e incluso cabe la posibilidad de que no haya influencia de peso en ese aspecto, y simplemente se avecine una recuperación lenta conforme se olviden los dramáticos sucesos de mediado de mes.

Podría avalar tal conclusión el hecho de que ni el PRI, que se mantiene más o menos en sus valores, ni Peña Nieto, que incluso mejora en el apartado de peores políticos, se han visto afectados de momento por tal detención.

La conclusión es que, a día de hoy, no podemos saber si la crisis de aprobación de Andrés Manuel va a ser más duradera, o por el contrario el olvido paulatino de sus causas, o los efectos del ruido mediático que a buen seguro va a producir el “revival” de Ayotzinapa, le van a servir para rehacerse.

El comportamiento habitual de los números de AMLO, que avalarían los precedentes, consiste en recuperarse de cada mal momento en base a un respaldo muy sólido, integrado principalmente, como sabemos hace tiempo, por quienes perciben apoyos sociales.

Esto le permite sostenerse a pesar de sus malos resultados económicos, de los abundantes dislates, y del absoluto descontrol en materia de seguridad pública.

Se ha hablado ya de que la detención de Murillo Karam inicia un juicio al “régimen anterior”, dándose así por bueno que estamos ante un régimen nuevo.

Vaya por delante que juzgar a quien delinquió me parece justo, oportuno y necesario. Pero que el precio que el pueblo mexicano pague por ello sea el establecimiento de un nuevo sistema de partido único, basado en los mismos perros con diferentes collares, parecería un castigo eterno como el que impartían los dioses mitológicos.

Como Prometeo, cuyo hígado era sucesivamente devorado y regenerado, “No perit ut possit saepe peris” (No muere para que pueda morir a menudo).

Sigamos, no obstante, a la expectativa de la evolución de las cosas, y de si aparece alguna alternativa digna de tal nombre.

Y disfrutemos de la información que, con un triple beneficio, nos obsequia la ocasión:

  1. La clara relación de los acontecimientos previos con los cambios del día 15
  2. La mucho menor trascendencia del caso Murillo en los datos del día 22
  3. Y en consecuencia, y no menos importante, la constatación, una vez más, de las bondades del método de SABA

Quien todavía crea que la opinión pública no muta a velocidad de vértigo y que eso hace necesario medirla con frecuencia, que se lo haga mirar.

Salvador Borrego Alvarado

Doctor en estadística. Ha ejercido como tal en la industria, investigación médica, docencia, administración pública y procesos electorales, para potenciar el conocimiento experto. Sin recibir apoyos económicos de nadie, fue el pionero de los límites de confianza para los índices de capacidad de procesos en la  industria, y revolucionó la demoscopia con sus Monitoreos y Cartas de Navegación Política. Director fundador, desde 1987, de SABA CONSULTORES SA de CV.