Thor: Amor y Trueno - Thor: Love and Thunder / Australia y EUA, 2022

Director: Taika Waititi. Guión: Taika Waititi y Jennifer Kaytin Robinson. Actores: Chris Hemsworth, Natalie Portman, Christian Bale, Tessa Thompson y Taika Waititi. TRES ESTRELLAS.

Se supone que al abrir Thor: Amor y Trueno, el dios del trueno (Chris Hemsworth) anda vagando con los Guardianes de la Galaxia, tratando de encontrarse a si mismo.

El chiste es que su antiguo amor, Jane Foster (Natalie Portman), reaparece ahora como la Poderosa Thor, blandiendo el antiguo martillo Mjolnir, con el cuál ayudará al dios a pelear contra el malo de la película, Gorr el Carnicero de los Dioses (interpretado por Christian Bale).

Es bueno ver a Thor regresar y dominar la pantalla grande en esta aventura que lo llevará de la seca a la meca, tratando de salvar a los dioses de Asgard del manvado Gorr, el cual parece ser imparable, cortesía de la nefasta necro espada.

Y si algo tiene el universo de Marvel es la capacidad de entretener a un público ávido de super héroes, dioses y grandes aventuras.

En Thor: Amor y Trueno hay de todo, y la carne completa se avienta al asador casi al borde de la saturación, pero gracias a los dioses de Asgard que han de estar vigilando desde Valhala, la película logra funcionar al “ahí se va” desde la primera escena hasta el final-final.

Repito, funciona pero el versátil director Taika Waititi es el primero en poner changuitos en todos los dedos porque empuja la historia y trama del universo de Thor a reino de lo absurdo.

El realizador neozelandés empujó lo establecido en la rama que corresponde a este nicho del universo cinemático de Marvel primeramente en Thor: Ragnarok (2017) hacia lo irónico sin dejar sus raíces serias, pasando de vez en cuando a lo cómico.

Al parecer a los responsables de Marvel les gustó ver a Thor, rey del trueno como un bufón en pantalla porque volvieron a colocarlo así en Avengers: End Game, y en Thor: Amor y Trueno no sueltan esa línea.

El aplomo y seriedad de la segunda película Thor: El Mundo Oscuro (2013) se viene acabando ya definitivamente. Lo peor de todo es que a Watiti como director, todo en lo que mete al dios nórdico, todo le queda.

Hay un carnicero de los dioses suelto matando diestra y siniestra (que permite que reaparezca Lady Sif, la cual desaparecieron totalmente de las historias), que da de inmediato con Asgard, versión Tierra, y ahí comienza el plan para acabar totalmente con los dioses.

La historia, también escrita por Waititi, se distancia mucho de la historia del comic con un Gorr peleando a través del tiempo contra los dioses y ensamblando una bomba para acabar con ellos en todo momento temporal y en cualquier universo.

Aquí Waititi se esmera en pasearnos por reinados de dioses comandados por Zeus, encarnado por nada menos que Russell Crowe y deslúmbranos con batallas deslumbrantes (válgame la redundancia).

Pero esta película cae en la categoría de “¡Ah caray!”, como en:

¡Ah caray! ¿A qué horas se convierte Jane Foster en Thor y la aceptan tal cual en Asgard como si nada?

¡Ah caray! ¿A qué horas llegamos al planeta oscuro de Gorr?

¡Ah caray! ¿A qué horas llegamos al centro del universo todos en bola y como si nada?

Nada más porque sabemos que hay cabos sueltos en la historia romántica de Thor y Jane, sino sería la versión nueva de la clásica comedia romántica Harry y Sally con la pareja dotada de poderes de dioses nórdicos.

Vuelvo a repetir, luego de ver a Thor convertido en el nuevo “Hazme Reír” del universo de Marvel, acepto que Taika Waititi logra cuadrar todo de una manera u otra, hilando bien comedia abierta con momentos serios, pero aun así el final… “X”.

Satisfactorio, pero volvemos a lo mismo que Hollywood quiere pasar al costo: No hay villanos, son personajes mal entendidos.

Y en la acostumbrada sección de los finales-finales de las películas de Marvel, ésta tiene dos. El segundo, no soy el único que lo ha dicho, me hubiera gustado que fuera Loki el que aparece.

Justo Elorduy Hevia

Nacido en 1958, año de estreno de El Puente Sobre el Río Kwai. Crítico de cine y por 34 años analista del género en el periódico El Norte. Amante de la magnificencia de la pantalla grande. Y no hay sustituto. Lo que se ve en la pantalla grande, se queda en la pantalla grande.