Carta de defunción
Millones de mexicanos vimos y escuchamos a la titular de la Secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez anunciar –ante el presidente– que los padres de familia estaban obligados a firmar una carta de corresponsabilidad.
AMLO, ERES UN VULGAR COBARDE
Horas después, López Obrador salió a “lavarse las manos” como lo haría un vulgar cobarde: “¿Ustedes creen que yo tuve que ver con la carta? Pues no, fue una decisión de abajo”.
¿Quiénes son los de abajo? ¿Delfina Gómez? Esa expresión, “los de abajo”, deja ver a un presidente que sí cree en las clases sociales. A ellas, a las secretarias, les da trato de cenicientas –sin derecho a calabaza– y a ellos, los considera simples mozos de cuadra.
La carta exigía que los padres se hicieran responsables de llevar sanos a sus hijos a la escuela, pero no decía a qué se comprometía la autoridad.
Varios factores hicieron que las familias consideraran que el gobierno las estaba obligando a firmar un documento que bien podría convertirse en acta de defunción de sus hijos.
¿Qué factores? El presidente ordenó el regreso a clases, justo cuando la pandemia estaba en sus picos más altos. Decidió, para variar, ignorar la evidencia de que la variante Delta estaban contagiando a niños y jóvenes.
“Hay qué correr riesgos”, como si la saturación de camas en el Hospital Infantil Federico Gómez no fuera una advertencia peligrosa.
Y cerró aquella memorable “mañanera” con una frase de epitafio que lo retrata al cien:
Es decir, el mandatario dejó ver a los padres de familia que no eran los niños, ni las familias lo que más le preocupa, sino las críticas de sus adversarios y su popularidad.
Todas esa suma de incoherencias y contradicciones hizo del regreso a clases un fracaso.
Padres de familia, tanto de la escuela pública como privada, se niegan a llevar a sus hijos a la escuela.
Es el primer caso de desobediencia civil en la historia reciente.
Significa que ya no hay confianza en el presidente, ni en su gobierno, sobre todo por no importarles poner en riesgo la vida de la niñez.
A eso se debe la desesperación y los exabruptos en Palacio Nacional.
A eso se debe la humillación a Delfina Gómez...
..y a todo aquel que esté dispuesto a poner el lomo para salvar al tirano.
Al darse cuenta –López Obrador– del descomunal costo político que tendría para él y su régimen el contagio masivo y fallecimiento de niños, decidió cancelar la carta responsiva, volver absolutamente voluntario el regreso a las aulas y culpar de todo el galimatías a “los de abajo”.
El regreso a clases exige de una estrategia sustentada en opiniones médicas y científicas. No de cálculos o conveniencias políticas.