La otra discapacidad, parte tres
En los primeros dos artículos de “LA OTRA DISCAPACIDAD”, les describí y ejemplifiqué con palabras y fotos mi primer padecimiento porque creo firmemente en la congruencia.
En este tercer artículo, quiero hablar brevemente de mi segundo gran evento médico: mi infarto.
Este evento marcó mi vida y deseo hablarles sobre la actitud para enfrentar los retos de la vida pero no quiero dejar pasar esta oportunidad.
Si les platicara ampliamente sobre este segundo evento, necesitaría mucho espacio y sería muy aburrido para ustedes.
No voy a describirles mi padecimiento y lo que vivimos -especialmente Sofía, mi hija- pero fue muy estresante, hubo miedo y mucha angustia.
Quiero ofrecer un agradecimiento al doctor Manuel Fong Ponce (mi cardiólogo) y al Dr. Javier Izordia Martínez (mi nefrólogo) por darme otra oportunidad de vida, y muy especialmente a mis CUIDADORES estrellas: mi hija Sofía, que además tomó decisiones muy maduras y difíciles y mi yerno Julíán.
¡GRACIAS, pero MUCHAS GRACIAS! Reconozco que soy una persona muy difícil de cuidar y más con medicamentos, bien dopado, hay tantas anécdotas que llenaría este espacio y más.
Son muchas las personas que intervinieron y que me brindaron un medio ambiente favorable para mi recuperación. Les quiero dar las gracias a todos, los tengo guardados en el corazón porque estuvieron al tanto de mi familia; son tantas que no quisiera omitir a ninguna.
Además, ya contaba con la experiencia anterior de mi derrame, no fue tanto el aprendizaje a base de prueba y error; afortunadamente ya contaba con una guía y me confirmó la necesidad del proyecto para CUIDADORES en el que he trabajado por años.
No deseo aburrirlos, ahora cambio al tema que es el motivo principal de esta serie de tres artículos.
Clint Eastwood, un día antes de cumplir 87 años, fue a jugar golf con Toby Keith, cantante de música country.
Toby le preguntó: ¿Qué harás mañana en tu cumpleaños?, a lo que Clint contestó: "mañana comienzo a rodar una película".
Toby Keith no lo podía creer e hizo una canción que plasmó en el video (subtitulado al español) titulado “NO PERMITAS ENTRAR AL VIEJO”. Amigo lector(a), lo puede ver dándole un click enseguida:
Cuando ví el video, pensé que la actitud que tenía Clint Eastwood debería copiarla mucha gente; sin saberlo, yo hice algo parecido hace 31 años:
No dejé entrar la invalidez.
Como le mencioné en los dos artículos anteriores, en esta tercera clase de discapacidad no importa que la persona tenga todas sus facultades si es es un “inválido”, un dependiente y una carga para la familia y la sociedad.
¿Qué hubiera pasado si en mi vida yo me quedo en mi zona de confort y no hago nada? Seguiría con poca movilidad, dependiente y dando lástima.
No permitan que comentarios de otras personas ni obstáculos los limiten, aunque a veces sean muy difíciles. Planeen su vida, tengan objetivos, sean proactivos para lograr esos objetivos.
A continuación le muestro una foto de una persona que me impactó y es un ejemplo por su su esfuerzo, aunque su contribución sea mínima para la magnitud del evento, sin embargo, su actitud es contagiosa; varias personas lo consideran un inválido, ella pero es un ejemplo de ACTITUD.
¿Él no dejó entrar la invalidez? ¿Consideraría a esta persona como un inválido?
Él cuenta la discapacidad física como yo, pero no lo vean así: véanlo como un disminuído en sus facultades físicas.
Esta tercera discapacidad es la más perjudicial y limitante de todas, son las personas que tienen la actitud discapacitada, aunque posean todas sus capacidades intactas, físicas o mentales.
Él tiene una disminución de sus facultades físicas, sin embargo, de ninguna manera tiene la ACTITUD DISCAPACITADA.
Hay que ser de pocas palabras y mostrar muchos hechos, en síntesis: ser proactivos y congruentes.