Yo Capitán - Io Capitano / Italia, Bélgica y Francia, 2023
Yo Capitán es una interesante pieza cinematográfica sobre la odisea que vive el joven de 16 años Seydou (Seydou Sarr) y su intento de migrar de Dakar a Europa para buscar mejores horizontes.
El viaje lo inicia, cortesía de las presiones que ejerce sobre Moussa (Moustapha Fall) sobre él de que en Europa podrá hacer de todo, inclusive convertirse en un gran cantante.
Los sueños que sueñan no son nada diferentes a las personas que buscan una mejor vida, pero si alguna vez hemos sido conscientes de lo que vive la migración de América del Sur o los mexicanos que se van a los EUA, lo que viven en África es una pesadilla total.
Es iniciar travesías por zonas inhóspitas para luego cruzar el desierto del Sahara a pie.
Gente que se va quedando atrás, que se muere en el trayecto entre las arenas, y estos dos aventureros son testigos de todo eso, lo que los hace reflexionar sí deben seguir su viaje o regresar a casa.
De hecho, la odisea de transformación que viven ambos trata de eso.
Una larga meditación de análisis: ver si vale la pena los sacrificios que se realizan, abandonando su hogar a un país desconocido que ofrece un futuro incierto.
Si hemos visto reportes, noticias o estar ahí mismo mediante información al momento de cómo muchas veces termina en tragedia los largos viajes que enfrentan luego de días sortear el desierto y la amenaza de ladrones y autoridades corruptas… para enfrentar al tremendo enemigo infranqueable: el mar Mediterráneo.
En la excelente historia montada en la pantalla grande por el director italiano Matteo Garrone, somos testigos de lo que viven día y noche de su viaje; es inimaginable y peor cuando vemos hacia el final lo que ambos Seydou y Moussa recorrieron para culminar su sueño.
En el inter de la odisea, hay vestigios de gran humanidad, de apoyo entre hermanos migrantes, algo de realismo mágico donde vemos que Seydou nunca es olvidado por los entes espirituales que lo están protegiendo en su viaje.
Eso es lo único que sostiene sus esperanzas de lograr su destino, hasta que Seydou opta por convertirse en el espíritu, ángel de la guarda improvisado que se aferrará a decir “no solo Moussa y yo vamos a llegar, todos hasta la última persona va a llegar a Europa”.
Seyou no pierde en ningún instante su humanidad, su amor por la vida y sus semejantes; esto evita que se convierta en un ente maligno, y es justamente ese espíritu el que sale triunfador en la odisea que vive el pueblo migrante a diario.