Las trampas de la fe en política
Cuando nos esforzamos por alcanzar una meta digna, estamos ejerciendo la fe, porque demostramos nuestra esperanza en algo que aún no podemos ver.
Las mujeres, a lo largo y ancho de la historia —y México no ha sido la excepción— han sido sistemáticamente excluidas de la vida y del espacio público.
Esta condición histórica, tanto en sociedades del mundo como en la mexicana, refleja de manera clara el sexismo que caracteriza a toda sociedad androcéntrica.
Desde las sociedades prehispánicas, las mujeres han vivido en condiciones de exclusión, discriminación y opresión masculina.
Durante la conquista y la colonia, las condiciones no mejoraron en términos de igualdad de derechos entre los géneros.
He sido testigo de los sacrificios y condiciones desfavorables que la exclusión ha impuesto a las mujeres en la sociedad.
Soy huérfano de padre desde los años cincuenta; me tocó vivir con mi madre las dificultades de las mujeres para ser admitidas en el sistema económico y la falta de oportunidades.
Gracias a su temple y a su naturaleza de no darse por vencidas ante los obstáculos, las mujeres han ido avanzando lenta pero seguramente hacia una igualdad de derechos que no quede solo en el papel, sino que se refleje en la realidad política, económica y social.
Esta larga lucha no ha estado exenta de lo que llamamos las trampas de la fe.
Hoy, en Nuevo León, de nueva cuenta se enfrentan a una trampa: la exclusividad, que constituye discriminación con la propuesta de que solo sean mujeres quienes compitan por la gubernatura.
La fe en política puede entenderse como un sistema de creencias que da sentido y propósito a la vida. Implica actuar como un recurso vital que genera confianza, esperanza, resiliencia y una forma particular de interpretar el mundo y nuestro lugar en él.
Las trampas de la fe en la praxis política no significan que la fe sea en sí misma un error, sino que la forma en que se ejerce puede ser riesgosa cuando carece de una base humanista que se sustente en la sabiduría, la comprensión y el análisis de la historia.
Estas trampas pueden ser:
Apego rígido
Es una conducta inflexible en política que revela ineficacia, pues rechaza el diálogo y las posturas diferentes.
La rigidez emocional genera una imagen de fortaleza que muchas veces es irreal.
“Por lo que a mí toca, sé decir que mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres, nadie ha influido absolutamente en ellas.”
— Leona Vicario
Sometimiento
La dependencia física o emocional hacia líderes perniciosos impide la emancipación.
La ansiedad por la presencia o ausencia del líder refuerza la sumisión.
Sistema de creencias y confianza
Es la aceptación de una verdad sin evidencia tangible, basada en la confianza en una persona, doctrina o principio.
Conflictos entre razón y fe
La fe puede chocar con el conocimiento y la razón, llevando a dilemas.
Miles de personas llegan a suprimir su yo particular para acatar valores, actitudes y conductas dictadas por un caudillo, jefe o líder, arrastrados por la megalomanía de quien ostenta el poder.
Fanatismo
Cuando la fe en política se vuelve fanática, se convierte en adhesión irracional hacia una causa, idea o persona, anulando la capacidad crítica y fomentando intolerancia.
Características:
- Exclusividad.
- Intransigencia: rechazo a puntos de vista diferentes.
- Irracionalidad: anulación de la capacidad de razonar.
- Creencia de tener la verdad absoluta.
- Adhesión incondicional: entrega total sin cuestionamientos.
- Exaltación y radicalismo: deseo de eliminar a quienes se consideran oponentes.
Actitud de mártir
- Exageración del sufrimiento: muestran de manera excesiva sus carencias o maltratos.
- Búsqueda de validación: buscan aprobación mediante el autosacrificio.
- Manipulación emocional: se presentan como víctimas para obtener lo que desean.
- Falta de responsabilidad: transfieren culpas y errores al sistema o a los demás.
Hoy en Nuevo León existe la oportunidad de que las mujeres eviten esta trampa de exclusividad en los cargos de elección popular y no repitan las condiciones de discriminación que en el pasado padecieron.